
¿Qué hacer si el casero no paga la comunidad?
Publicado el 13 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 10 min
Índice
- Quién paga los gastos de comunidad en un alquiler
- Consecuencias del impago del casero
- Qué hacer si el casero no paga la comunidad
- Cómo revisar contrato y recibos
- Comunicación eficaz y burofax
- Consignación y retención de renta
- Relación con la comunidad de propietarios
- Acciones legales: LAU y LPH
- Cómo prevenir el problema al firmar
- Preguntas frecuentes
Quién paga los gastos de comunidad en un alquiler
Cuando surge la duda de quién debe pagar la comunidad en un piso alquilado, lo primero es distinguir entre gastos ordinarios (limpieza, luz de zonas comunes, ascensor, administración) y gastos extraordinarios o derramas (obras no recurrentes, instalaciones nuevas, reparaciones estructurales). Con carácter general, el propietario es el sujeto obligado frente a la comunidad de propietarios. No obstante, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite pactar que determinadas cantidades ordinarias se repercutan al inquilino como “cantidades asimiladas a la renta”, siempre que el pacto sea expreso y detallado en el contrato. Es decir, si en tu contrato aparece claramente que abonas los gastos ordinarios de comunidad, puedes ser quien los pague mensualmente, pero eso no convierte a la comunidad en tu acreedor: la relación jurídica primaria sigue siendo entre comunidad y propietario.
Por su parte, las derramas y gastos extraordinarios asociados a la conservación del edificio suelen corresponder al casero, salvo acuerdo muy específico que cumpla con los requisitos legales y de transparencia. Aun en esos casos, la comunidad reclamará al propietario, que es quien ostenta la titularidad. Este matiz es clave cuando el casero no paga la comunidad: la comunidad actuará contra él, pero tú puedes verte afectado por consecuencias indirectas, como cortes de servicios comunes o restricciones de uso si los estatutos los contemplan. Por eso conviene delimitar desde el inicio qué conceptos pagas, a quién los pagas (directamente a la comunidad o al propietario) y cómo los justificas (recibos, facturas o justificantes).
Claves rápidas: 1) Sin pacto expreso, el casero asume la comunidad. 2) Si hay pacto, debe identificar qué gastos ordinarios pagas y su cuantía aproximada. 3) Derramas y obras suelen ser del propietario.
- Comprueba si el contrato menciona “gastos de comunidad” como cantidad asimilada a la renta.
- Exige recibos o justificantes si pagas tú: te protegen ante futuras discrepancias.
- Diferencia entre ordinarios (recurrentes) y extraordinarios (puntuales o de inversión).
Consecuencias del impago del casero
Si el propietario acumula deudas con la comunidad, las primeras afectadas son las finanzas de la finca. La comunidad puede tener dificultades para pagar limpieza, mantenimiento o seguro, y adoptar medidas para asegurar la tesorería. Aunque la deuda es del casero, a veces las consecuencias impactan al inquilino: ascensor con mantenimientos retrasados, cortes temporales de servicios comunes (por ejemplo, calefacción central), o conflictos vecinales por el impago. No es agradable, pero es relativamente habitual en periodos de tensión financiera.
Desde el punto de vista legal, la comunidad puede iniciar un proceso monitorio contra el propietario moroso, con recargos e intereses, e incluso trabar embargo sobre la vivienda si persiste el impago. Para el inquilino, el mayor riesgo no es que le reclamen a él —la comunidad debe ir contra el dueño—, sino la pérdida de calidad de vida y la inseguridad en el uso de elementos comunes por falta de mantenimiento. También puede deteriorarse la relación con el vecindario si no se comunica bien que el problema no es tuyo.
Importante: la comunidad no debería exigirte a ti el pago de la deuda del casero. Tu obligación nace del contrato de arrendamiento, no de la propiedad del inmueble.
- Posibles retrasos en mantenimiento, limpieza o pequeñas reparaciones.
- Tensión vecinal cuando la morosidad afecta a servicios comunes.
- Reclamación judicial de la comunidad contra el propietario por monitorio.
- Eventuales intereses, recargos y costas a cargo del casero.
Qué hacer si el casero no paga la comunidad
Si descubres que tu casero no paga la comunidad, actúa de forma ordenada para proteger tus derechos. Primero, verifica la información: pregunta a la administración de fincas o al presidente si existe deuda y desde cuándo. Hazlo con educación y sin entrar en reproches; tu objetivo es confirmar el dato. Segundo, revisa tu contrato para saber qué gastos te corresponden, cómo se abonan (a la comunidad o al propietario) y qué pasa si el dueño incumple.
Después, abre un canal de comunicación con el propietario: un mensaje educado por escrito solicitando regularizar la situación en un plazo razonable. Si no hay respuesta, envía un burofax con certificación de contenido y acuse de recibo instando al pago y advirtiendo de las consecuencias (daños, pérdida de servicios, resolución contractual). Paralelamente, documenta con pruebas cualquier incidencia sufrida: cortes, imposibilidad de usar servicios, incremento de gastos por soluciones alternativas, etc. Esta documentación te ayudará si necesitas reclamar una reducción de renta, resolver el contrato o pedir daños y perjuicios.
Checklist de actuación: confirmar deuda, revisar contrato, comunicar por escrito, enviar burofax, recopilar pruebas, explorar solución amistosa, evaluar opciones legales con asesoramiento.
- Evita discusiones verbales; prioriza comunicaciones trazables.
- Plantea plazos concretos y razonables para la regularización.
- Conserva recibos, correos, avisos de la comunidad y fotos de incidencias.
Cómo revisar contrato y recibos
La lectura minuciosa del contrato es esencial. Busca una cláusula que hable de “gastos de comunidad”, “cantidades asimiladas a la renta” o similar. Si la cláusula existe, debería especificar de forma clara: a) qué conceptos exactos asumes (por ejemplo, limpieza, luz de escalera, ascensor); b) si pagas directamente a la comunidad o al propietario; y c) cómo se actualiza el importe (p. ej., con el presupuesto anual aprobado). Cuanto más preciso sea el texto, menos margen para conflictos.
En cuanto a los recibos, exige transparencia. Si pagas tú, solicita copia del presupuesto y los recibos a tu nombre o, al menos, justificantes que vinculen tu pago con el concepto correcto. Si paga el casero, pide evidencia de que está al día cuando sospeches impagos. A falta de colaboración, puedes dirigirte a la administración de fincas para solicitar información general sobre la situación de la vivienda, sin acceder a datos sensibles que no te correspondan.
Documento ideal: contrato con cláusula de comunidad detallada + anexo con desglose de conceptos y procedimiento de actualización anual.
- Comprueba si la cláusula distingue entre gastos ordinarios y derramas.
- Verifica el titular de los recibos y el periodo al que se refieren.
- Guarda todo en una carpeta digital: contrato, anexos, recibos, emails y burofax.
Comunicación eficaz y burofax
Una comunicación profesional suele evitar conflictos mayores. Empieza con un mensaje cordial por email o WhatsApp, explicando la incidencia (“la comunidad informa de cuotas impagadas”) y proponiendo una solución (“agradezco regularizar en 10 días para evitar perjuicios”). Si no hay respuesta, el siguiente paso es el burofax. Este medio acredita el contenido y la recepción, algo muy útil si más adelante reclamas reducción de renta, resolución de contrato o daños.
El burofax debe ser claro y medido: identifica el contrato y la vivienda, resume los hechos (impago de comunidad, instancias a regularizar), ofrece un plazo razonable y advierte de las acciones que emprenderás en caso de incumplimiento. Evita tonos agresivos o amenazas vacías. Tu objetivo es: dejar constancia, invitar a una solución ordenada y protegerte jurídicamente.
Estructura sugerida de burofax: 1) Datos de las partes y del contrato. 2) Hechos y fechas. 3) Requerimiento de pago/regularización. 4) Plazo. 5) Advertencia de acciones (resolución, reclamación de daños, comunicación a comunidad).
- Mantén un tono profesional y enfocado en la solución.
- Adjunta, si procede, comunicaciones de la comunidad o presupuestos anuales.
- Conserva el resguardo del burofax y la certificación de contenido.
Consignación y retención de renta
Cuando el casero no paga la comunidad y ello te genera perjuicios reales (p. ej., cortes de servicios comunes, imposibilidad de usar zonas esenciales), puede surgir la tentación de retener la renta. Sin embargo, esta decisión entraña riesgos: puede ser interpretada como impago, con consecuencias graves en un proceso de desahucio. Por eso, antes de tomar medidas unilaterales, valora opciones menos arriesgadas como la consignación de rentas (depositar judicial o notarialmente la renta debida, dejando constancia de los motivos) o solicitar reducción proporcional si el uso de la vivienda se ve afectado, siempre con asesoramiento jurídico.
La consignación no es una panacea, pero te permite cumplir con tu obligación de pago a la vez que documentas el conflicto. Suele requerir asesoría para formalizarla correctamente (cantidades, periodos, causa, notificación al arrendador). Antes de llegar ahí, intenta el camino amistoso y el burofax. Si la situación se prolonga o empeora, valora acciones legales para resolver el contrato o reclamar compensaciones.
Regla prudente: no retengas renta por tu cuenta sin base sólida y asesoramiento. Explora primero la comunicación formal, la consignación y los acuerdos temporales.
- Evita decisiones unilaterales que puedan volverse contra ti.
- Documenta perjuicios: cortes, pérdidas, gastos adicionales demostrables.
- Consulta sobre consignación, reducción de renta o resolución del contrato.
Relación con la comunidad de propietarios
Tu interlocutor principal por la deuda es el propietario, pero una comunicación respetuosa con la comunidad te ayuda a navegar el problema. Informa que eres inquilino, que has comunicado al dueño la situación y que esperas su regularización. Evita pedir datos sensibles (importes exactos, presupuestos detallados) si no te corresponden; solicita solamente lo necesario para acreditar la existencia del impago y su impacto en tu día a día (por ejemplo, aviso general de morosidad y servicios afectados).
Si pagas tú los gastos ordinarios por contrato y decides abonarlos directamente para que no se corten servicios, acuerda con el administrador el canal de pago y los recibos a tu nombre. Si la deuda es del casero y la comunidad no puede aceptarte como pagador por motivos internos, pide un justificante de que has intentado colaborar para sostener los servicios, lo que reforzará tu posición si reclamas daños.
Buenas prácticas con la comunidad: transparencia sobre tu papel de inquilino, disposición a colaborar, registro de incidencias y evitar enfrentamientos personales en juntas.
- Solicita comunicaciones por escrito para poder acreditarlas.
- Pregunta por medidas transitorias para evitar cortes de servicios comunes.
- Mantén la calma en reuniones: tu objetivo es soluciones, no reproches.
Acciones legales: LAU y LPH
El marco jurídico principal es la LAU (para la relación arrendador–arrendatario) y la Ley de Propiedad Horizontal (para la comunidad). Si el impago del casero te causa perjuicios relevantes y persistentes, puedes plantear la resolución del contrato por incumplimiento del arrendador, la reducción de renta proporcional al uso perdido o la reclamación de daños y perjuicios debidamente acreditados. La comunidad, por su parte, puede continuar su reclamación de cuotas por monitorio y ejecutar bienes del propietario si no paga.
Antes de iniciar acciones, recopila pruebas: burofax, avisos de la comunidad, fotografías, presupuestos de servicios alternativos (si has tenido que contratar algo por un corte), e incluso testimonios de vecinos. Un abogado podrá orientar si conviene reclamar de manera individual, negociar una salida pactada o, en su caso, ir a juicio. Ten en cuenta los tiempos y costes: a veces un acuerdo rápido con el propietario (descuento temporal, asunción de ciertos recibos por tu parte con ajuste en la renta, etc.) minimiza daños para ambos.
Estrategia legal orientativa: 1) Requerimiento formal. 2) Propuesta de acuerdo. 3) Medidas de preservación (consignación). 4) Acción de resolución o reclamación si el incumplimiento persiste.
- Valora la viabilidad probatoria y económica antes de demandar.
- No renuncies a derechos por escrito sin contraprestación clara.
- Considera mediación vecinal o con administrador para acuerdos ágiles.
Cómo prevenir el problema al firmar
Prevenir vale oro. Al negociar el contrato, procura que los gastos de comunidad queden cristalinos: define si los asumes, en qué cuantía aproximada, y cómo se actualizan. Si el casero los paga, pide una cláusula de garantía que obligue a mantenerlos al día y te permita adoptar medidas en caso de impago (por ejemplo, resolución o reducción de renta si hay cortes de servicios esenciales). También puedes proponer que, si surge una derrama extraordinaria, el propietario la asuma íntegramente o, si se reparte, que exista un techo claro y razonable.
Solicita al inicio prueba de estar al corriente con la comunidad (un simple certificado del administrador). No siempre te lo darán, pero si lo consigues reduce incertidumbre. Incluye un canal de comunicación específico para incidencias con la comunidad (email y plazo de respuesta). Y acuerda el formato de justificación de los pagos si los abonas tú: recibos, cuentas anuales, desglose básico. Estas previsiones disminuyen el riesgo de quedarte atrapado si el casero no paga la comunidad.
Plantilla de cláusula útil (idea general): “El arrendador se obliga a mantener al día las cuotas de comunidad. El incumplimiento que afecte a servicios esenciales permitirá al arrendatario resolver el contrato o solicitar reducción proporcional de la renta, previa comunicación fehaciente”.
- Define por escrito quién paga qué y cómo se acredita.
- Pide certificado de estar al corriente al inicio del contrato.
- Prevé consecuencias claras si hay impagos que te afecten.
Preguntas frecuentes
¿La comunidad puede reclamarme a mí si el casero no paga? En principio, no. La deuda es del propietario. Tú respondes frente al casero según el contrato, no frente a la comunidad. Si la comunidad te presiona, indica amablemente que el obligado es el dueño y que ya le has requerido por escrito.
¿Puedo dejar de pagar la renta si el casero no paga la comunidad? No es recomendable tomar esa medida sin asesoramiento. Podría considerarse impago de renta. Explora antes la consignación, la reducción proporcional por perjuicios o incluso la resolución si los servicios esenciales se ven afectados y el incumplimiento persiste.
¿Qué hago si cortan un servicio común esencial? Documenta el corte (fotos, avisos), comunica de inmediato al casero por escrito y al administrador. Pide solución urgente. Si el problema se prolonga, valora reclamar una rebaja de renta o resolver el contrato con base en el incumplimiento del arrendador.
¿Quién paga las derramas? Por regla general, el propietario. Si el contrato pretende repercutírtelas, exige que el pacto sea claro y proporcional. Aun así, la comunidad reclamará al dueño, no al inquilino.
¿Sirve de algo avisar al administrador? Sí. Aunque la reclamación es al casero, tu aviso ayuda a coordinar medidas para evitar cortes y a dejar constancia de que actúas de buena fe. Pide que te comuniquen incidencias que afecten a tu uso de la vivienda.
Recuerda: mantén todas las comunicaciones por escrito, conserva pruebas y pide asesoramiento antes de decisiones delicadas como retener rentas. La vía amistosa y el burofax bien redactado suelen abrir soluciones rápidas.