Qué hacer si el propietario no realiza mantenimiento
Qué hacer si el propietario no realiza mantenimiento: pasos legales, requerimientos, reparaciones urgentes, plazos y opciones como rebaja de renta o resolución
Índice
- Señales de falta de mantenimiento y riesgos
- Marco legal básico (LAU y Código Civil)
- Requerimiento fehaciente: burofax paso a paso
- Reparaciones urgentes y reembolso
- Plazos, pruebas y pericial técnica
- Rebaja o suspensión de renta por inhabitabilidad parcial
- Resolución del contrato por incumplimiento del arrendador
- Vías administrativas y de consumo
- Estrategia práctica y negociación
- Preguntas frecuentes
Señales de falta de mantenimiento y riesgos
Cuando el propietario no realiza el mantenimiento debido, la vivienda empieza a mostrar síntomas claros que afectan a la habitabilidad, a la seguridad y al confort. Entre los indicios más habituales están las filtraciones y humedades persistentes, instalaciones eléctricas con disparos constantes del diferencial, fontanería con pérdidas o bajantes con malos olores, carpinterías que no cierran y provocan corrientes, o calderas que no pasan revisiones y fallan con frecuencia. Estas situaciones no solo deterioran la calidad de vida; también pueden suponer riesgos para la salud (moho, hongos, mala ventilación) y para la integridad física (riesgo eléctrico, desprendimientos, resbalones por agua en el suelo).
Es clave distinguir entre el desgaste por uso ordinario —que corresponde a la conservación a cargo del arrendador— y los pequeños arreglos por uso cotidiano o culpa del inquilino. Un ejemplo: sustituir una junta de goma de un grifo puede ser un pequeño gasto, pero reparar un tramo de tubería corroída por antigüedad o solucionar un problema de capilaridad en muros es mantenimiento estructural y compete al propietario. La omisión de estos trabajos genera una cadena de incidencias: el inquilino no puede disfrutar de la vivienda en condiciones, aparecen gastos adicionales (consumos, deshumidificadores, calefacciones forzadas) y el inmueble pierde valor.
Checklist inicial:
- Documenta con fotos y vídeo cada incidencia con fecha y lugar exacto.
- Guarda facturas de productos usados por necesidad (lejía antimoho, deshumidificador, cubetas).
- Registra comunicaciones previas (mensajes, correos) y la respuesta del propietario.
- Anota efectos en el uso: estancias inutilizables, olores, ruidos, cortes de suministro.
Cuanto antes sistematices la evidencia y comuniques formalmente, más fácil será exigir la actuación del arrendador o, en su defecto, plantear las vías de rebaja de renta o resolución contractual.
Marco legal básico (LAU y Código Civil)
El régimen general en España establece que el arrendador debe conservar la vivienda en condiciones de habitabilidad para el uso convenido durante toda la vigencia del contrato. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y, supletoriamente, el Código Civil, determinan que son a cargo del propietario las reparaciones necesarias para mantener la vivienda apta, salvo que el deterioro sea imputable al inquilino por mal uso. A la inversa, el arrendatario afronta los “pequeños gastos” derivados del desgaste ordinario, como reposiciones menores que no afectan a la estructura ni a la seguridad de las instalaciones.
Además, la normativa de seguridad industrial (calderas, gas, electricidad) y las ordenanzas municipales fijan revisiones periódicas y estándares mínimos. Si la vivienda incumple esos mínimos, no solo existe un problema contractual: puede haber responsabilidad administrativa e, incluso, sanciones o clausura parcial. En entornos urbanos como Barcelona, la convivencia de elementos privativos y comunitarios (fachadas, bajantes, patios de luces) exige identificar si la causa proviene de elementos comunes —responsabilidad de la comunidad— o de elementos privativos —responsabilidad del propietario—.
Claves de reparto de responsabilidades:
- Conservación y habitabilidad: a cargo del arrendador.
- Pequeñas reparaciones por uso ordinario: a cargo del arrendatario.
- Daños por fuerza mayor o por elementos comunes: puede responder la comunidad; gestiona el propietario.
- Daños por mal uso del inquilino: a cargo del arrendatario.
Saber encajar tu caso en este esquema te permitirá orientar correctamente el requerimiento y la estrategia posterior.
Requerimiento fehaciente: burofax paso a paso
Antes de acudir a instancias mayores, el paso decisivo es enviar un requerimiento fehaciente al propietario. El medio más usado es el burofax con certificación de contenido y acuse de recibo. Este documento deja constancia de qué pides, por qué lo pides y en qué plazo debe cumplirse. Además, es la llave para activar derechos posteriores como la reparación por cuenta del inquilino, la rebaja de la renta o la resolución del contrato por incumplimiento.
- Identificación: datos del arrendador y del arrendatario, dirección de la vivienda y referencia del contrato.
- Hechos: descripción clara de las incidencias (con fechas, estancias afectadas y efectos en el uso).
- Fundamento: recordatorio de la obligación legal de conservación y de las revisiones aplicables.
- Exigencia: obras/reparaciones concretas y plazo razonable para ejecutarlas (por ejemplo, 10–15 días para intervenir o citar técnico).
- Advertencia: en caso de inacción, indicar medidas: ejecutar reparación urgente y repercutir coste, solicitar rebaja de renta o resolver contrato.
- Anexos: fotos, vídeos, partes técnicos, comunicaciones previas.
Consejo práctico: Evita tonos emocionales; sé preciso. Indica disponibilidad para facilitar acceso y franjas horarias. Solicita respuesta por escrito. Numerar anexos ayuda a futuras periciales.
Un requerimiento bien hecho suele desbloquear intervenciones rápidas del propietario o de su seguro. Si no hay reacción, tendrás una base sólida para los siguientes pasos.
Reparaciones urgentes y reembolso
Hay incidencias que no admiten espera: roturas de tubería con fuga, averías eléctricas que dejan sin suministro, caldera inoperativa en invierno, desprendimientos que comprometen la seguridad. En estos casos, el inquilino está legitimado para ordenar la reparación urgente, especialmente si ha requerido previamente sin respuesta o si la urgencia es palmaria. La clave es actuar con diligencia y dejar rastro documental: parte de urgencia, presupuesto, factura detallada, y, si es posible, un informe breve del técnico que justifique la necesidad y el riesgo de no intervenir.
Posteriormente, podrás reclamar el reembolso al propietario, descontar el gasto de la renta si está pactado o acordado, o, en su defecto, exigirlo judicialmente. Procura ser proporcionado: elige soluciones técnicas ajustadas y precios razonables. Evita mejoras voluntarias que puedan discutirse después; céntrate en devolver la vivienda a su estado funcional. Si el daño proviene de elementos comunes (bajantes, fachada), comunica al propietario para que tramite con la comunidad y el seguro; no obstante, la protección del uso de la vivienda justifica que no pospongas la reparación crítica.
Documentos imprescindibles para el reembolso:
- Requerimiento previo o justificación de urgencia inmediata.
- Presupuesto y factura con desglose de materiales/mano de obra.
- Informe o parte del técnico con fecha y descripción de la avería.
- Pruebas del daño y del restablecimiento (fotos antes/después).
Plazos, pruebas y pericial técnica
La eficacia de tus derechos depende de cómo gestiones los tiempos y la prueba. Plantea un plazo de respuesta y de actuación concretos en el burofax: por ejemplo, 5 días para confirmar cita y 10–15 para intervenir, salvo urgencia mayor. Si el arrendador no contesta, remite recordatorio o deja constancia de su silencio. Paralelamente, recopila evidencia: fotografías fechadas, vídeos, lecturas higrométricas si hay humedad, partes de avería, y, sobre todo, informes técnicos que identifiquen la causa y la necesidad de la obra.
La pericial es decisiva cuando se discute si el problema deriva de uso ordinario o de defecto de conservación. Un arquitecto, técnico de instalaciones o perito industrial puede aportar mediciones, planimetría y trazabilidad de la patología (capilaridad, filtraciones, vicios ocultos, afección a elementos comunes). Pide que el informe responda a tres preguntas: causa, urgencia y solución propuesta. Eso acorta discusiones y facilita acuerdos con aseguradoras y comunidades.
Buena práctica probatoria: numerar pruebas, vincularlas a estancias y fechas, y correlacionarlas con las peticiones del burofax. Guarda originales y copias digitales. La coherencia interna del “dossier” aumenta tu fuerza negociadora.
Rebaja o suspensión de renta por inhabitabilidad parcial
Si una parte de la vivienda queda inutilizada durante un tiempo relevante por falta de mantenimiento —un dormitorio con humedad severa, una cocina sin agua corriente, una instalación eléctrica insegura—, puedes plantear una reducción proporcional de la renta. La lógica es simple: si no puedes disfrutar de toda la vivienda, no debes pagar como si la disfrutaras íntegramente. Para sostenerlo, necesitas un relato probatorio sólido (informes, fotos, fechas) y una propuesta razonable de rebaja vinculada a la superficie o al uso afectado.
En casos extremos, cuando la vivienda se vuelve temporalmente inhabitable (riesgos eléctricos, ausencia total de agua caliente, presencia de moho extendido), cabe solicitar la suspensión de la renta hasta la restitución, siempre tras requerimiento fehaciente y con apoyo técnico. Conviene calcular la rebaja o suspensión con criterios objetivos: porcentaje de estancias afectadas, tiempo de indisponibilidad, gasto adicional asumido (lavandería externa, calefacción extra, deshumidificación).
Cómo proponer la rebaja:
- Expón incidencia, estancias inhabilitadas y fechas de afectación.
- Adjunta informe técnico y presupuesto/plan de obra del propietario.
- Propón porcentaje y periodo de reducción, revisable según avances.
- Ofrece mediación o consumo para cerrar un acuerdo rápido.
Resolución del contrato por incumplimiento del arrendador
Si el propietario persiste en su inacción pese a requerimientos y el defecto de conservación es sustancial, puedes optar por la resolución del contrato sin penalización, reclamando además daños y perjuicios cuando proceda. La resolución exige una narrativa ordenada: requerimiento fehaciente, informes técnicos, afectación real del uso y, en su caso, intentos de solución (citas no atendidas, obras inconclusas). Es recomendable enviar un segundo burofax anunciando la resolución si no se actúa en un último plazo breve, para evitar controversias sobre la intempestividad de la decisión.
En paralelo, prepara la logística de salida: inventario fotográfico del estado de la vivienda, lectura de suministros, entrega de llaves con acta y reclamación de fianza. Si las deficiencias son previas y probadas, el arrendador no podrá imputarte su reparación con cargo a la fianza. En Barcelona, también es útil dejar constancia en la Oficina Municipal de Información al Consumidor si hubo negativa injustificada del propietario a reparar.
Tip: evita abandonar la vivienda sin comunicación formal. La resolución ordenada y probada protege tu posición y reduce litigios.
Vías administrativas y de consumo
Además de la vía judicial, existen recursos administrativos y de consumo que pueden acelerar soluciones. Puedes presentar reclamación ante la OMIC o, en Cataluña, ante la Agència de l’Habitatge cuando se afecten condiciones de habitabilidad o existan prácticas abusivas. Estas instituciones emiten requerimientos, median y, en casos determinados, pueden iniciar expedientes sancionadores por infracción de normativa de vivienda. En comunidades de propietarios, si el problema nace de elementos comunes, el administrador de fincas y el presidente deben activarse; la comunidad es responsable de su conservación, aunque el interlocutor del inquilino siga siendo el propietario.
Las pólizas de hogar del propietario y de la comunidad suelen cubrir daños por agua, roturas de bajantes o responsabilidad civil. El inquilino puede facilitar la tramitación aportando partes y fotografías, pero es el propietario quien debe abrir el siniestro. Si se bloquea el parte, deja constancia por escrito; ese bloqueo refuerza tu derecho a resolver o a reclamar la rebaja de renta.
Documentación útil en consumo: contrato de arrendamiento, burofax, informes técnicos, respuestas del propietario, fotografías fechadas y, si existen, comunicaciones del administrador de fincas.
Estrategia práctica y negociación
Una buena estrategia combina firmeza documental y flexibilidad negociadora. Empieza con un requerimiento claro, ofrece horarios y acceso, y propón un calendario de obra razonable. Si el propietario responde, pacta por escrito actuaciones, plazos, y una posible rebaja de renta mientras duren las obras. Si hay silencio o dilaciones injustificadas, eleva el tono: segundo burofax, pericial y, si procede, mediación de consumo. Mantén un tono colaborativo: a menudo el conflicto nace de la falta de coordinación entre propietario, seguro y comunidad.
Para negociar, lleva números: coste estimado de reparación, porcentaje de vivienda afectada, días de indisponibilidad, gastos adicionales que estás asumiendo. Si propones una rebaja del 25% durante 30 días por inutilidad de una estancia clave (cocina), explica por qué. Ofrecer alternativas operativas —p. ej., permitir entrada de operarios en sábados o en franjas concretas— acelera la solución y exhibe buena fe. Y recuerda: el objetivo no es litigar, sino volver cuanto antes a una vivienda segura y funcional, con un reparto de costes conforme a la ley.
Plantilla de cierre de acuerdo: “El propietario ejecutará X obras antes del DD/MM; se aplicará una reducción del Y% de la renta desde DD/MM hasta fin de obra; el inquilino facilitará acceso en estas franjas; ambas partes revisarán el acuerdo a los 15 días”.
Preguntas frecuentes
¿Qué hago si el propietario no responde al burofax? Puedes enviar un segundo requerimiento recordatorio y, según la gravedad, encargar reparaciones urgentes, proponer rebaja de renta o iniciar resolución. Conserva justificantes y valora elevar a consumo.
¿Puedo descontar de la renta el coste de una reparación? Es preferible pactarlo y dejarlo por escrito. Si la urgencia lo justifica y has requerido sin respuesta, podrás reclamar el reembolso; el descuento unilateral exige prudencia y sustento documental.
¿Cuándo procede la rebaja de renta? Cuando la falta de mantenimiento inutiliza parte de la vivienda o reduce de forma relevante su uso. Debe ser proporcional y temporal, vinculada a la afectación y a la duración de las obras.
¿Y si el problema viene de la comunidad? El propietario debe gestionar la reparación con la comunidad. Tú puedes documentar y requerir; si la inacción persiste, mantienes tus opciones de rebaja o resolución contra el arrendador.
¿Necesito un perito? En conflictos relevantes o técnicos, sí. Un informe pericial que identifique causa, urgencia y solución incrementa la probabilidad de acuerdo y te blinda para reclamar.
Con una buena base documental y una estrategia escalonada —requerimiento fehaciente, actuación urgente si procede, negociación, y, en su caso, consumo o resolución— podrás proteger tu derecho a disfrutar de una vivienda en condiciones y reequilibrar el contrato si el propietario no realiza el mantenimiento debido.
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