
¿Qué hacer si el propietario no respeta mi contrato?
Publicado el 20 de julio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 14 min
Índice
- Señales de incumplimiento del propietario
- Revisa tu contrato y la ley aplicable
- Reúne pruebas y deja rastro
- Comunicación efectiva y burofax
- Exigir cumplimiento o reparación
- Reducción de renta y resolución del contrato
- Reclamación de daños y fianza
- Vías extrajudiciales: mediación y arbitraje
- Demanda judicial: procedimientos y costes
- Preguntas frecuentes
Señales de incumplimiento del propietario
Cuando te preguntas qué hacer si el propietario no respeta mi contrato, lo primero es identificar con precisión las conductas que constituyen un incumplimiento. No todo desacuerdo es una infracción contractual. Hablamos de incumplimiento cuando el arrendador no cumple con obligaciones pactadas o legales que afectan al uso pacífico de la vivienda, a su conservación, a los servicios básicos o a condiciones económicas previstas. Detectar estas señales a tiempo te permitirá actuar con método, conservar pruebas y elegir la vía más eficaz para restablecer tus derechos.
Entre las señales más frecuentes están: retrasos o negativa a realizar reparaciones que impiden el uso normal de la vivienda; cortes unilaterales de suministros a tu nombre o incluidos en la renta; entrada en el inmueble sin tu permiso; modificación de la renta o de otras condiciones sin acuerdo; negativa a entregar recibos o a actualizar la dirección para notificaciones; oposición injustificada a pequeñas mejoras permitidas; exigencia de pagos no previstos o penalizaciones arbitrarias; y cualquier alteración que reduzca la habitabilidad o la seguridad de la vivienda.
- Inacción ante averías estructurales o de instalaciones esenciales.
- Presión para abandonar la vivienda sin causa legal (“desahucio de facto”).
- Incumplimiento de plazos pactados (p. ej., entrega de llaves del trastero o plaza de garaje).
- Fijación de gastos extraordinarios que no corresponden al inquilino.
Consejo práctico: Anota cada incidencia con fecha, hora y detalle. Si algo afecta a tu salud o seguridad (humedades severas, instalaciones eléctricas defectuosas), documenta con fotos y, si es posible, solicita un parte técnico. Esta cronología será clave si escalas el conflicto.
Diferencia entre incumplimientos leves y graves: los leves permiten requerir subsanación en plazos razonables; los graves (como impedir el uso del inmueble o vulnerar tu intimidad) justifican medidas inmediatas, como un burofax de requerimiento, la reclamación de daños o incluso la resolución anticipada del contrato cuando la situación sea insostenible.
Revisa tu contrato y la ley aplicable
Antes de actuar, revisa el texto del contrato de alquiler y determina qué cláusulas regulan la conservación de la vivienda, las reparaciones, los gastos y los plazos de preaviso. Identifica también si el contrato remite a normativa específica (por ejemplo, régimen de vivienda habitual, duración mínima, prórrogas, actualización de renta) y comprueba si hay cláusulas que puedan considerarse abusivas o nulas de pleno derecho. Tu objetivo es cruzar lo pactado con lo exigible según la ley, para fundamentar cualquier requerimiento.
- Localiza cláusulas sobre mantenimiento y quién asume reparaciones: conservación vs. pequeñas reparaciones por desgaste.
- Verifica condiciones de actualización de renta: índice, periodicidad y forma de notificación.
- Revisa anexos (inventario, plazas, trasteros, servicios incluidos) y su estado de entrega.
- Comprueba la duración, las prórrogas y los preavisos para resolución o no renovación.
Check-list jurídico: ¿La cláusula está escrita con claridad? ¿Contradice disposiciones imperativas? ¿Permite interpretaciones favorables a tu derecho de uso pacífico? ¿Se cumplieron las formas de notificar cambios en renta o condiciones?
Si detectas contradicciones entre el contrato y la normativa aplicable, prioriza la norma que protege tu uso pacífico y la habitabilidad. Compila en un documento las cláusulas relevantes y anota, a su lado, cómo se están incumpliendo en la práctica. Este mapa te servirá para redactar el requerimiento, negociar con el propietario o, llegado el caso, para fundamentar una demanda o una solicitud de medidas cautelares que obliguen a la reparación o que te permitan resolver el contrato sin penalización cuando la vivienda sea inhabitable.
Reúne pruebas y deja rastro
Actuar con método probatorio marca la diferencia. En cualquier conflicto de alquiler, la pregunta clave no es solo qué pasó, sino cómo lo demuestras. Si el propietario no respeta tu contrato, necesitas un expediente sólido que respalde cada afirmación y cuantifique los perjuicios. Empieza por fijar una línea temporal con incidencias y comunicaciones, guarda facturas y presupuestos, y registra cualquier negativa del arrendador a intervenir.
- Pruebas documentales: contrato, anexos, inventario, recibos, partes técnicos, presupuestos, facturas.
- Pruebas gráficas: fotos y vídeos con fecha visible de desperfectos y evolución (p. ej., humedades).
- Pruebas de comunicación: correos, mensajes y, preferentemente, burofax o carta certificada.
- Testificales y periciales: vecinos, técnicos, administradores de fincas, informes independientes.
Tip: Centraliza todo en una carpeta digital con nombres claros (fecha_tipo_incidente). Incluye un resumen ejecutivo de 1 página con incidencias, fechas, peticiones realizadas y respuestas del propietario. Esto acelera la negociación y, si es necesario, el trabajo de tu abogado.
Cuando existan riesgos para la salud o la seguridad, considera levantar un acta notarial de presencia o solicitar una inspección técnica que certifique el estado. Si debes asumir una reparación urgente para evitar daños mayores (p. ej., fuga de agua), conserva el parte y notifica de inmediato al propietario adjuntando factura y justificando la urgencia. Cuanto más claro sea el rastro, más fácil será reclamar el reembolso, la rebaja de renta o la resolución del contrato por incumplimiento grave.
Comunicación efectiva y burofax
La forma de comunicar es tan importante como el contenido. Antes de pensar en denunciar, remite un requerimiento formal que deje constancia. El medio estrella es el burofax con certificación de contenido y acuse de recibo: te permite probar que el propietario recibió tu petición y lo que exactamente solicitaste. Redacta de modo claro: identifica el contrato, describe el incumplimiento, cita las cláusulas y la obligación legal, fija un plazo razonable para subsanar y advierte de las acciones si no hay respuesta.
- Encabezado con datos de las partes y referencia del contrato.
- Relato breve y cronológico de hechos, con fechas y evidencias adjuntas.
- Petición concreta: reparación, cese de conducta, entrega de llaves, reconocimiento de gastos.
- Plazo de cumplimiento (10–15 días naturales suele ser razonable según el caso).
- Advertencia de medidas: rebaja de renta, resolución, reclamación de daños, acciones legales.
Modelo base: Mantén un tono profesional, sin descalificaciones. Adjunta fotos, facturas o presupuestos. Solicita respuesta por escrito al mismo domicilio de notificaciones. Si el propietario usa intermediario (administración de fincas), duplica el envío.
Evita negociaciones caóticas por mensajería instantánea sin resumen formal. Si el arrendador contesta por canales informales, responde agradeciendo y confirmando por correo lo tratado, para dejar constancia. El objetivo es que, si acabas ante un juez o una mediación, quede claro que actuaste de buena fe, diste oportunidad de subsanar y seguiste una escalada proporcionada antes de ir a mayores.
Exigir cumplimiento o reparación
Tras el burofax, el siguiente paso es orientar la solución: ¿quieres que el propietario cumpla (reponga servicios, arregle averías, respete la renta pactada) o prefieres encaminar la salida (rebaja temporal, indemnización, resolución)? Si tu prioridad es continuar en la vivienda, el requerimiento debe centrarse en la reparación y en la restitución del equilibrio contractual, fijando plazos y acceso al inmueble para técnicos.
- Reparaciones esenciales: calefacción, agua, electricidad, estructura, estanqueidad.
- Servicios asociados: trastero, garaje, zonas comunes si están incluidos en contrato.
- Condiciones económicas: respeto de la renta pactada, actualizaciones según fórmula prevista.
Estrategia: Propón alternativas realistas: calendario de intervención, empresa homologada, posibilidad de alojamiento temporal si la vivienda queda inutilizable, y prorrateo o rebaja de renta durante las obras. Todo por escrito.
Si el propietario se niega o demora sin causa, consolida tu posición con informes técnicos y presupuestos comparativos. Documenta el perjuicio (pérdida de uso de habitaciones, gastos extra de energía por fallos, compra de equipos provisionales). Esto te permitirá reclamar rebajas proporcionales, exigir el reembolso de gastos adelantados o, llegado el caso, dar por resuelto el contrato cuando la falta de reparación sea grave y persistente. La clave es mostrar que diste oportunidades reales y que tu petición fue viable y proporcionada.
Reducción de renta y resolución del contrato
Cuando el incumplimiento del propietario afecta de forma relevante al uso y disfrute de la vivienda, es razonable plantear una rebaja temporal de la renta o la resolución anticipada del contrato sin penalización. La rebaja debe guardar proporción con la pérdida de habitabilidad: por ejemplo, si una estancia queda inutilizable por semanas, ajusta la reducción a ese porcentaje del valor de la vivienda, sustentándolo con informes y fechas.
- Rebaja proporcional: define el periodo afectado y el alcance del uso perdido.
- Resolución: cuando la situación es grave, persistente o compromete salud/seguridad.
- Sin penalización: si la causa es imputable al arrendador y te impide el uso pactado.
Documento clave: Un acuerdo escrito que recoja fechas, importes, concepto de la rebaja o la resolución, entrega de llaves, estado de inventario y liquidación de cantidades (rentas, suministros, fianza), evitará malentendidos y futuros litigios.
Si no hay acuerdo, valora consignar judicialmente rentas discutidas (cuando sea procedente) y acudir a mediación. En escenarios extremos, una demanda de resolución con reclamación de daños puede ser la vía adecuada. Recuerda que el objetivo no es “ganar a toda costa”, sino restaurar el equilibrio contractual y cerrar el conflicto con el menor coste económico y emocional posible. Mantén siempre el foco en acreditar la proporcionalidad de tu medida y el nexo entre el incumplimiento y el perjuicio sufrido.
Reclamación de daños y fianza
Además de exigir el cumplimiento, puedes reclamar daños y perjuicios cuando el incumplimiento del propietario te ocasiona gastos extras o pérdidas cuantificables: alojamiento temporal, reparación urgente asumida por ti, bienes dañados por humedades o filtraciones, aumentos de consumo energético por averías, o pérdidas derivadas de imposibilidad de uso. Para prosperar, necesitas acreditar el daño, su cuantía y la relación causal con la omisión del arrendador.
- Guarda facturas y presupuestos; solicita informes técnicos que vinculen el daño con la causa.
- Calcula la depreciación de objetos dañados y justifica su valor con tickets o referencias de mercado.
- Cuantifica días sin uso y gastos asociados (transporte, trastero alternativo, calefactores, etc.).
Fianza: Si al finalizar el contrato el propietario se niega a devolverla sin causa, exige liquidación detallada por escrito. La fianza no es un “cheque en blanco”: solo cubre daños imputables al inquilino o deudas pendientes demostrables. Rechaza descuentos genéricos y solicita peritaje si es necesario.
Si el conflicto por fianza y daños no se resuelve, puedes iniciar un procedimiento de reclamación de cantidad con base en la documentación reunida. Valora también los intereses por demora cuando la retención sea injustificada. Un enfoque práctico es combinar una propuesta de liquidación amistosa bien fundamentada con la advertencia de acciones legales; muchas controversias se resuelven en esta fase cuando la otra parte percibe que tu caso está sólido y bien documentado.
Vías extrajudiciales: mediación y arbitraje
Antes de acudir a juicio, explora vías extrajudiciales que suelen ser más rápidas y económicas. La mediación facilita un acuerdo asistido por un tercero neutral; el arbitraje, si está pactado, permite una decisión vinculante por un árbitro especializado. Ambas opciones reducen costes, acortan plazos y preservan la relación entre las partes, especialmente útil si deseas continuar en la vivienda una vez resuelto el incumplimiento.
- Mediación: sesiones confidenciales, soluciones flexibles (calendario de obras, rebajas temporales, plan de pagos).
- Arbitraje: laudo ejecutivo, procedimiento escrito y ágil, especial utilidad en reclamaciones de cantidad.
- Acuerdo: recoge con precisión obligaciones, plazos, penalizaciones por incumplimiento y forma de comunicación.
Claves de éxito: llega con expediente probatorio ordenado y una propuesta “win–win” realista. Prioriza soluciones que restauren la habitabilidad y ajusten la renta de forma proporcional mientras duren las reparaciones.
Si el contrato prevé un sistema de resolución de conflictos, síguelo. A falta de previsión, cualquier acuerdo extrajudicial debe formalizarse por escrito y firmarse por ambas partes. La seguridad jurídica del pacto radica en su claridad: define qué se hará, cómo, cuándo y qué ocurre si no se cumple. Un buen acuerdo extrajudicial puede ahorrarte meses de litigio y gastos en honorarios y peritajes.
Demanda judicial: procedimientos y costes
Si el propietario no respeta el contrato y no hay acuerdo, la vía judicial es el último escalón. El procedimiento dependerá de lo que reclames: cumplimiento de obligación (hacer reparaciones), resolución contractual, o cantidades (rebajas, daños, fianza). Preparar la demanda exige un relato claro de hechos, base jurídica y un petitum concreto, acompañado de pruebas y, en su caso, de informes periciales. La proporcionalidad y la buena fe previa (requerimientos, mediación) juegan a tu favor.
- Reclamación de cantidad: adecuada para fianza, daños y rebajas no abonadas.
- Acción de cumplimiento/resolución: útil ante reparaciones denegadas o incumplimientos graves.
- Medidas cautelares: para evitar perjuicios mayores mientras se tramita el proceso.
Costes y tiempos: valora honorarios de abogado y procurador, tasas si proceden, y costes de peritaje. Pon en la balanza el importe reclamado, la solidez de la prueba y el tiempo estimado. A veces, una negociación firme tras presentar borrador de demanda logra un acuerdo.
La ejecución es la fase clave: de poco sirve una sentencia favorable si no se cumple. Asegúrate de que el fallo sea preciso (plazos, importes, penalizaciones) para facilitar su ejecución. Mantén una actitud estratégica: no actúes por impulso, sino según un plan que priorice la recuperación del uso, el resarcimiento de daños y el cierre eficiente del conflicto.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo puedo dejar de pagar o reducir la renta? Solo cuando exista un incumplimiento acreditado que afecte al uso de la vivienda y, preferiblemente, tras requerimiento formal. Lo recomendable es acordar por escrito una rebaja proporcional mientras duran las reparaciones. Si no hay acuerdo, busca asesoramiento para consignar cantidades o reclamar la reducción.
¿Es obligatorio enviar burofax? No es obligatorio, pero sí altamente recomendable porque deja constancia del contenido y de la recepción. Fortalece tu posición en negociación y juicio y evita discusiones sobre “no me llegó”.
¿Puedo resolver el contrato sin penalización? Sí, si el incumplimiento del propietario es grave y persistente e impide el uso pactado. Debes poder demostrarlo y haber dado oportunidad razonable para subsanar. Documentación y requerimientos son la base.
¿Cómo reclamo la fianza retenida? Exige liquidación por escrito y, si no hay acuerdo, inicia una reclamación de cantidad con tus pruebas (estado de entrega, inventario, recibos). Los descuentos deben estar justificados y ser imputables al inquilino, no al desgaste normal.
¿Qué pasa si el propietario entra sin permiso? La entrada sin tu consentimiento vulnera tu derecho a la inviolabilidad del domicilio. Requiere por escrito el cese de esa conducta y valora acciones legales si se repite, especialmente si provoca perjuicios o intimidación.