
¿Qué hacer si el propietario no cumple con el contrato?
Publicado el 17 de agosto de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 13 min
Índice
- Señales de incumplimiento del propietario
- Revisión del contrato y leyes aplicables
- Recopilar pruebas efectivas
- Comunicación formal: burofax y plazos
- Medidas urgentes: reparaciones y servicios básicos
- Opciones legales: reducción de renta y resolución
- Cómo reclamar fianza y daños
- Vías extrajudiciales y mediación
- Proceso judicial y costes
- Preguntas frecuentes
Señales de incumplimiento del propietario
Cuando el propietario no cumple con el contrato, las señales suelen ser claras, aunque conviene identificarlas con precisión para actuar con seguridad. Hablamos de incumplimiento cuando el arrendador deja de realizar las obligaciones pactadas o legales: falta de reparaciones necesarias, negativa a garantizar la habitabilidad, interrupciones injustificadas de suministros, inacción ante plagas o humedades estructurales, incumplimiento de plazos para devolver la fianza, o intromisiones en la vivienda sin consentimiento y sin preaviso. También hay incumplimiento si exige pagos no previstos o modifica unilateralmente condiciones esenciales como la renta o los gastos repercutibles. En contratos con cláusulas de mantenimiento, el propietario debe responder con diligencia; si posterga o ignora incidencias que afectan al uso normal de la vivienda, se configura una falta relevante.
Es importante diferenciar los pequeños retrasos o incidencias de escasa entidad de los incumplimientos graves o reiterados. La gravedad se evalúa por el impacto en la habitabilidad (seguridad, salubridad, estanqueidad, calefacción en épocas frías), la duración del problema y la existencia de avisos previos del inquilino. Un error puntual, solventado de inmediato, no suele justificar medidas drásticas; en cambio, semanas sin calefacción, filtraciones que dañan enseres o cortes de agua por negligencia del arrendador sí permiten exigir soluciones urgentes y plantear, llegado el caso, una reducción de renta o la resolución del contrato.
Clave práctica: anota fechas, describe incidencias y conserva cualquier respuesta del propietario. La constancia del problema en el tiempo es determinante para acreditar el incumplimiento y elegir la estrategia.
Revisión del contrato y leyes aplicables
Antes de dar cualquier paso, revisa el contrato en detalle. Comprueba cláusulas sobre conservación, reparaciones, acceso a la vivienda, reparto de gastos, plazos de preaviso, penalizaciones y mecanismos de comunicación. Los contratos suelen contemplar quién asume qué tipo de reparaciones (por uso normal o por vicios preexistentes), así como tiempos razonables para atender incidencias. Si el propietario incumple, la lectura exacta de estas cláusulas te ayudará a determinar si basta con un requerimiento formal o si puedes plantear medidas más contundentes, como una reducción proporcional de la renta o la resolución del contrato por incumplimiento grave.
Junto al contrato, considera el marco legal de tu territorio, que establece estándares mínimos de habitabilidad y deberes básicos del arrendador. Estas normas suelen imponer al propietario la obligación de mantener la vivienda en condiciones de uso, atender reparaciones estructurales y respetar la privacidad del inquilino. Incluso cuando el contrato guarda silencio o intenta cargar indebidamente al inquilino con gastos que no le corresponden, prevalecen las disposiciones legales imperativas. Identificar las reglas aplicables te permitirá descartar cláusulas abusivas y dar solidez a un eventual requerimiento o demanda.
- Localiza cláusulas sobre reparaciones, mantenimiento y acceso a la vivienda.
- Contrasta obligaciones contractuales con las obligaciones legales mínimas.
- Detecta posibles cláusulas abusivas que puedas impugnar.
Consejo: prepara un resumen del contrato con puntos clave (qué, quién, cuándo y cómo) para agilizar comunicaciones y, si es necesario, la intervención de un profesional.
Recopilar pruebas efectivas
Sin pruebas, tu reclamación se debilita. Documenta cada incidencia con fotografías fechadas, vídeos y, si es posible, mediciones (humedad, temperatura) o informes técnicos. Conserva presupuestos y facturas de reparaciones provisionales que hayas afrontado para evitar daños mayores, y guarda todas las comunicaciones con el propietario: emails, mensajes y, especialmente, acuses de recibo de burofax. Si hay testigos (vecinos, técnicos, administradores), registra sus datos y, cuando sea viable, solicita un informe o certificación que describa el problema y sus efectos sobre la habitabilidad.
Una cronología clara ayuda a visualizar la persistencia del incumplimiento. Anota fechas de aviso, respuesta (o silencio) del arrendador, visitas técnicas y consecuencias (días sin calefacción, mobiliario estropeado, imposibilidad de usar habitaciones). Esta narrativa cronológica, acompañada de evidencias, suele ser decisiva en mediaciones y procedimientos judiciales, y también facilita acuerdos rápidos si el propietario comprende la solidez de tu posición.
- Fotos y vídeos fechados de daños y reparaciones.
- Correos y burofaxes con acuse de recibo.
- Presupuestos, facturas y partes técnicos.
- Lista de testigos y datos de contacto.
Pro tip: crea una carpeta compartida con subcarpetas por fecha e incidencia. Mantener el expediente ordenado te ahorrará tiempo y evitará lagunas probatorias.
Comunicación formal: burofax y plazos
La comunicación informal puede servir para abrir el diálogo, pero cuando el propietario no cumple contrato necesitas un requerimiento formal. El burofax con certificación de contenido y acuse de recibo es la vía idónea para fijar tu postura y los plazos de subsanación. En el requerimiento, describe la incidencia, referencia las obligaciones contractuales y legales incumplidas, adjunta o menciona pruebas y fija un plazo razonable para actuar (por ejemplo, 5–10 días naturales para contactar y programar la reparación, y un plazo concreto para ejecutar la solución si se trata de una avería esencial).
El tono debe ser firme y respetuoso. Evita amenazas vacías; en su lugar, anticipa de forma clara las consecuencias legales si no hay respuesta: reducción proporcional de la renta mientras dure la falta de habitabilidad, resolución del contrato por incumplimiento grave, o reclamación de daños y perjuicios. Si el propietario contesta proponiendo una solución realista, coopera y deja constancia escrita del acuerdo y del calendario. Si guarda silencio o incumple lo acordado, tu burofax será la base para escalar.
- Describe los hechos y aporta referencias contractuales y legales.
- Fija plazos concretos y proporcionados.
- Anticipa consecuencias en caso de inacción.
Modelo mínimo: identificación de las partes, exposición de hechos, obligación incumplida, plazo de subsanación, advertencia de medidas si no se actúa.
Medidas urgentes: reparaciones y servicios básicos
Si el problema afecta a servicios esenciales (agua, electricidad, calefacción, estanqueidad), la prioridad es restablecer la habitabilidad. Comunica de inmediato la incidencia y, si el propietario no actúa con diligencia, valora contratar una reparación de urgencia para evitar daños mayores, conservando facturas y justificantes de pago. En muchos marcos legales, el arrendador debe asumir estas reparaciones estructurales; si no responde a tiempo, podrás reclamar el coste o descontarlo de la renta, siempre que exista un rastro documental sólido y el gasto sea proporcionado y necesario.
La coordinación práctica también importa: acuerda horarios de acceso, exige profesionales acreditados y solicita informes o partes de intervención. Si el propietario intenta acceder sin aviso o sin tu consentimiento en horarios inadecuados, recuerda que el derecho a la inviolabilidad del domicilio te ampara; el acceso debe pactarse, salvo emergencia. Evita bloquear soluciones razonables, pero no aceptes chapuzas que perpetúen el problema o generen más daños.
- Prioriza seguridad, salubridad y estanqueidad de la vivienda.
- Documenta urgencias y conserva facturas.
- Exige profesionales cualificados y partes de trabajo.
Alerta: si hay riesgo eléctrico, de derrumbe o de insalubridad grave, busca soluciones inmediatas y notifica por escrito. La salud y la seguridad están por encima de disputas contractuales.
Opciones legales: reducción de renta y resolución
Ante un incumplimiento persistente del propietario, se abren dos vías principales: ajustar la renta mientras dura la merma de habitabilidad o poner fin al contrato por incumplimiento grave. La reducción de renta requiere proporcionalidad: si una parte de la vivienda es inutilizable (por ejemplo, un dormitorio anegado), la rebaja debe reflejar esa pérdida de uso. Debe solicitarse por escrito, idealmente tras un burofax que fije plazos y deje constancia de la falta de respuesta o de soluciones insuficientes. Una vez restablecida la habitabilidad, la renta vuelve a su importe ordinario, salvo que acuerdes otra cosa.
La resolución del contrato es adecuada cuando el incumplimiento impide o frustra sustancialmente la finalidad del arrendamiento: imposibilidad sostenida de vivir con normalidad, riesgos para la salud o reiteradas injerencias en tu privacidad. Para minimizar riesgos, formula un último requerimiento, fija fecha de efectos y prepárate para entregar llaves con inventario y acta fotográfica del estado del inmueble. Si el propietario discute la resolución, la disputa puede dirimirse judicialmente; contarás con tu expediente probatorio para acreditar la causa.
- Reducción de renta: proporcional al perjuicio y temporal.
- Resolución: para incumplimientos graves o reiterados.
- Siempre por escrito y con pruebas anexas.
Estrategia: intenta un acuerdo escalonado: plazo de reparación, rebaja temporal, y solo si falla, resolver. Te dará imagen de buena fe y solidez ante terceros.
Cómo reclamar fianza y daños
Si has resuelto el contrato por incumplimiento del propietario, la devolución de la fianza debe gestionarse con agilidad. Prepara un cierre ordenado: entrega de llaves, inventario final y reportaje fotográfico. Si el arrendador retiene la fianza sin causa o descuenta conceptos que no te corresponden, remite un requerimiento de devolución con detalle de las partidas y un plazo breve para el pago. Si además sufriste daños en enseres o gastos adicionales (alojamiento temporal, limpieza por siniestros), cuantifícalos con facturas y presupuestos. La reclamación puede incluir intereses desde que debió devolverse la fianza.
Para daños materiales, articula una relación de causalidad: describe cómo la avería o filtración, no atendida a tiempo por el propietario, produjo el perjuicio. Un informe técnico o pericial puede marcar la diferencia en caso de litigio. Evita inflar cifras; presenta un cálculo razonable y justificado. Si logras un acuerdo amistoso, formalízalo por escrito con importe, concepto y forma de pago. Si no hay respuesta, tendrás base para una acción judicial específica de cantidad.
- Acta de entrega y fotografías finales.
- Requerimiento de devolución de fianza con desglose.
- Facturas y presupuestos que acrediten daños y gastos.
Checklist: llaves, lectura de contadores, inventario, reporte fotográfico, certificados de depósito de fianza (si aplica), y número de cuenta para devolución.
Vías extrajudiciales y mediación
No todos los conflictos de alquiler necesitan un juicio. La negociación directa, con posiciones claras y plazos realistas, puede reconducir la situación. Si el trato está enrarecido, la mediación ofrece un espacio neutral con un tercero imparcial que ayuda a identificar intereses y alcanzar soluciones creativas: rebajas temporales de renta, planes de reparación calendarizados, compensaciones por perjuicios o incluso una entrega anticipada pactada de la vivienda sin penalizaciones. La clave es llegar con tu caso ordenado: cronología, pruebas, propuesta razonable y alternativa si no hay acuerdo.
Otra opción es el arbitraje si el contrato lo prevé, aunque exige estudiar costes y alcance. En cualquier escenario, evita negociaciones telefónicas sin constancia: confirma por escrito cada hito acordado (qué se hará, quién lo hará y cuándo). Si el propietario muestra voluntad real de cumplir, flexibiliza tu postura sin renunciar a tus derechos. Si, por el contrario, solo dilata, documenta el intento de acuerdo para que, llegado el juicio, quede claro que actuaste de buena fe.
- Acuerdos claros: objeto, calendario y responsables.
- Confirmación escrita de todo avance.
- Plan B si el acuerdo se incumple.
Beneficio práctico: la mediación suele ser más rápida y económica, preserva relaciones y reduce la incertidumbre respecto al resultado judicial.
Proceso judicial y costes
Si no hay acuerdo y el propietario persiste en el incumplimiento, el proceso judicial permite exigir el cumplimiento, resolver el contrato o reclamar cantidades. Para preparar la demanda, reúne el expediente: contrato, anexos, burofaxes, cronología, fotos, informes, facturas y testigos. Evalúa la cuantía y la estrategia: ¿buscas que repare y compense, una rebaja temporal, o la resolución con indemnización? Un asesoramiento profesional ayudará a encajar pruebas y peticiones en la vía adecuada, incluyendo medidas cautelares si la situación lo requiere (por ejemplo, para obligar a ejecutar reparaciones esenciales).
Los costes varían según la complejidad, la necesidad de peritajes y la duración del procedimiento. Considera también el riesgo de costas si la otra parte se allana parcialmente o si el juez estima solo parte de tus pretensiones. Esta evaluación económica, comparada con una mediación o un acuerdo temprano, te permitirá decidir con cabeza. Aun en juicio, es posible cerrar acuerdos en cualquier fase; por eso conviene mantener abierta la puerta a una transacción que cumpla tus objetivos mínimos.
- Demanda con peticiones claras y bien documentadas.
- Posibilidad de medidas cautelares para urgencias.
- Costes y riesgos de costas: analiza el retorno esperado.
Mapa de decisión: intenta acuerdo → burofax firme → reducción o reparación → si falla, resolución o demanda con daños y perjuicios.
Preguntas frecuentes
¿Cómo sé si el incumplimiento es “grave” para resolver el contrato? Es grave cuando impide el uso normal de la vivienda o frustra la finalidad del contrato: falta de calefacción prolongada, filtraciones que inutilizan estancias, cortes de agua o electricidad por desatención del propietario, o intrusiones reiteradas en tu domicilio. La clave es la afectación real a la habitabilidad, su duración y la falta de respuesta pese a requerimientos formales.
¿Puedo dejar de pagar la renta si no reparan? No es recomendable dejar de pagar unilateralmente. Es preferible requerir por burofax, plantear una reducción proporcional de la renta justificada con pruebas y, si persiste el incumplimiento, acudir a mediación o a la vía judicial. Un impago total puede exponerte a un desahucio; una rebaja documentada es más segura.
¿Quién paga las reparaciones? En términos generales, el propietario asume reparaciones estructurales y de conservación para mantener la habitabilidad; el inquilino responde de pequeñas reparaciones por desgaste ordinario. Si tú afrontas una urgencia por inacción del arrendador, conserva facturas y exige el reembolso.
¿Qué hago si retienen la fianza sin causa? Solicita por escrito la devolución, con inventario y fotos del estado final. Si no pagan, puedes reclamar la fianza más intereses y, en su caso, daños y perjuicios. Mantén toda la documentación en orden para sustentar la reclamación.
¿Sirve la mediación en estos casos? Sí. La mediación ayuda a pactar calendarios de reparación, rebajas temporales de renta o salidas negociadas sin pleito. Es más rápida y reduce costes. Si no hay acuerdo, conserva actas y comunicaciones: te servirán como prueba de tu buena fe.