Vivienda en mal estado: ¿puedo exigir rebaja de renta?

Vivienda en mal estado: ¿puedo exigir rebaja de renta?

Publicado el 04 de septiembre de 2025


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¿Qué es “vivienda en mal estado”?

Hablar de vivienda en mal estado no se limita a una mera apreciación estética; implica la existencia de defectos, averías o carencias que afectan a la habitabilidad, a la seguridad o al uso normal pactado en el contrato de alquiler. En términos prácticos, la vivienda debe permitir vivir con dignidad, salubridad y seguridad. Cuando eso no ocurre de forma continuada o relevante, puede abrirse la puerta a pedir una rebaja de renta o incluso otras soluciones.

Ejemplos típicos incluyen humedades persistentes con moho, filtraciones, instalaciones eléctricas defectuosas, calderas averiadas en invierno, cerramientos que no aíslan, plagas, roturas estructurales, o falta de suministros esenciales por causas no imputables al inquilino. También se consideran mal estado los desperfectos ocultos al firmar que hacen inviable el uso, y las averías que surgen por el propio desgaste del inmueble y que el arrendador debe asumir por su obligación de conservación.

La clave está en la relevancia y la persistencia del problema. Un azulejo suelto o un pequeño arañazo no justifican rebajar la renta. En cambio, una avería que impide usar la cocina durante semanas, o una humedad que inutiliza un dormitorio, sí puede sustentar una petición de reducción proporcional. Además, importa si el arrendador fue debidamente requerido para reparar y si el defecto es ajeno a un mal uso del inquilino.

Idea clave: No hace falta que la vivienda sea totalmente inhabitable para hablar de mal estado. Basta con que el defecto merme de forma significativa el uso normal y el disfrute por el que pagas la renta.

Por último, conviene diferenciar entre daños preexistentes (que deberían constar en el inventario de entrada) y averías sobrevenidas. En ambos casos, si afectan al uso y no son atribuibles al inquilino, lo razonable es que el propietario asuma la reparación y, si la afectación al uso ha sido relevante en el tiempo, valorar una rebaja de renta proporcional mientras dura el perjuicio.

Cuándo procede la rebaja de renta

La rebaja de renta procede cuando el uso de la vivienda se ve limitado o imposibilitado por causas no imputables al inquilino y existiendo deber del arrendador de subsanar. Se valora la intensidad y la duración de la afectación. Si, por ejemplo, una caldera averiada te deja sin agua caliente durante un mes en invierno, el perjuicio es evidente. Si una habitación queda inutilizable por humedades severas, el disfrute global baja; si es el salón y afecta al uso principal, la reducción podría ser mayor.

También se pondera el grado de diligencia del arrendador: si, tras el requerimiento, organiza una reparación rápida y eficaz, la rebaja será más acotada en el tiempo. Si demora las soluciones sin causa, el periodo y la cuantía de la reducción pueden aumentar. En algunos supuestos de obras inaplazables que hacen inhabitable el inmueble de forma temporal, cabe incluso la suspensión de la renta mientras dure la imposibilidad de uso.

No procede la rebaja si el daño lo causó el inquilino o si se trata de pequeñas reparaciones de uso ordinario que le corresponden. Tampoco cuando el defecto es leve y no afecta realmente al uso (meros detalles estéticos). El análisis es casuístico y se sustenta en pruebas objetivas: informes, fotografías, comunicaciones y, si hace falta, peritajes.

Regla práctica: Si el defecto impide usar una estancia clave o un servicio esencial (calefacción, electricidad, agua, ventilación), y se prolonga pese a tu aviso, la rebaja de renta es un remedio razonable y defendible.

La proporcionalidad manda: si pierdes un 25% del uso efectivo de la vivienda durante 2 meses, es lógico pedir una rebaja equivalente en ese periodo. Si pierdes el 60% o la vivienda es prácticamente inutilizable, la reducción se acerca más a la suspensión total, según circunstancias.

Cómo acreditar el mal estado

Para obtener una rebaja de renta por vivienda en mal estado necesitas prueba. Empieza creando un expediente ordenado desde la primera incidencia. Documenta cronológicamente: fecha en que detectas el problema, síntomas (olores, moho, cortocircuitos), horas sin suministro, comunicaciones enviadas y respuestas del arrendador o de su administrador. La organización es tu aliada: facilita negociaciones y, si hace falta, un procedimiento legal.

  • Fotos y vídeos: Toma imágenes claras con fecha. Repite si el problema empeora o cambia.
  • Mensajes y correos: Conserva WhatsApp, emails y cualquier acuse de recibo. El burofax con certificación de contenido y entrega es una prueba robusta.
  • Informes técnicos: Un peritaje independiente o un parte de un técnico acreditado añade objetividad.
  • Partes de avería: Si acude un servicio oficial, pide informe escrito y presupuesto.
  • Testigos: Vecinos o familiares que han visto la situación pueden declarar.

Si el problema afecta a la salubridad (moho, plagas, falta de ventilación), solicita informe médico o de sanidad municipal, según proceda. Si implica riesgo eléctrico o de gas, prioriza la seguridad y pide intervención urgente. Los informes municipales y las hojas de reclamaciones a servicios técnicos pueden complementar tu dossier.

Tip de organización: Crea una carpeta digital por meses con subcarpetas: “fotos”, “comunicaciones”, “presupuestos”, “informes”. Nombrar archivos con fecha (AAAA-MM-DD) te facilitará el seguimiento.

Cuanta más evidencia objetiva aportes, más sencillo será justificar la reducción proporcional de la renta y, si procede, reclamar daños adicionales (por ejemplo, muebles estropeados por filtraciones). La coherencia entre lo que pides y lo que demuestras es esencial para persuadir al arrendador o, llegado el caso, al juez.

Pasos para exigir la rebaja

Solicitar una rebaja de renta con éxito requiere método. El objetivo es dejar constancia, ofrecer una solución razonable y dar margen al arrendador para cumplir su obligación de conservar la vivienda. Estos son los pasos prácticos:

  • 1) Aviso inmediato: Comunica la incidencia por escrito (email o mensajería) tan pronto como la detectes.
  • 2) Requerimiento formal: Envía un burofax con certificación de contenido y acuse de recibo describiendo el defecto, su impacto y solicitando reparación en plazo razonable.
  • 3) Colaboración: Facilita el acceso a técnicos y coordina horarios. Deja constancia de tus disponibilidades.
  • 4) Propuesta de rebaja: Si la afectación persiste, formula una reducción proporcional desde una fecha concreta y hasta la efectiva reparación, explicando tu cálculo.
  • 5) Negociación: Ofrece alternativas: reparación inmediata + rebaja limitada, sustitución temporal de equipos, o suspensión parcial si procede.
  • 6) Escalada: Si no hay respuesta, valora mediación o arbitraje (si consta en el contrato) y, en último término, demanda.

Modelo breve de párrafo para burofax: “Pongo en su conocimiento que la vivienda presenta [descripción objetiva], lo que impide el uso adecuado de [estancias/servicios]. Le requiero para que, en el plazo de [X] días, proceda a su reparación. Mientras dure la afección, solicito una rebaja de renta del [porcentaje], efectiva desde [fecha], por pérdida de uso y habitabilidad.”

Mantén un tono objetivo y constructivo. Tu meta no es romper la relación, sino recuperar el equilibrio contractual: pagas por un uso que ahora no recibes en su integridad. Si el arrendador actúa con diligencia, la rebaja puede limitarse a los días efectivamente afectados. Si no, tendrás un expediente sólido para defender tu posición.

Cálculo de la rebaja

El cálculo debe ser proporcional a la pérdida real de uso. Existen enfoques prácticos que suelen emplearse en negociaciones y procedimientos. Ninguno es matemático exacto, pero sirven de guía razonable:

  • Por superficie afectada: Estima el porcentaje de metros cuadrados inutilizados. Si un dormitorio de 12 m² en un piso de 60 m² queda inservible, podría plantearse un 20% de rebaja mientras dure el problema.
  • Por funcionalidad esencial: Si falla un servicio clave (calefacción en invierno, agua caliente, instalación eléctrica), el impacto supera la mera superficie. La reducción puede ser mayor (30–50%) según la intensidad y el tiempo.
  • Por tiempo efectivo: Aplica la rebaja solo a los días del mes realmente afectados (p. ej., 15 días con la caldera averiada → 50% de la rebaja calculada para ese mes).
  • Por sustitución temporal: Si el arrendador proporciona soluciones (radiadores eléctricos, calentador provisional), puede minorarse el porcentaje propuesto.

Combinar criterios suele ser lo más justo. Ejemplo: dormitorio inutilizado (20%) + humedad extendida en salón con olor (10%) = 30% el primer mes. Si en el segundo mes solo persiste la humedad leve, ajusta al 10%. Documenta la evolución con fotos y comunicaciones.

Plantilla de cálculo: Renta mensual: 900 €. Impacto primer mes: 30% durante 20 días → 900 × 0,30 × (20/30) = 180 €. Propón abonar 720 € ese mes, justificando el desglose.

Si la vivienda se vuelve prácticamente inutilizable, cabe pedir la suspensión de la renta por imposibilidad temporal de uso. Siempre explica el método y aporta pruebas. La transparencia y el rigor facilitan la aceptación por el arrendador o, llegado el caso, que un juez estime la pretensión.

Obras y plazos del arrendador

El arrendador está obligado a realizar las reparaciones necesarias para mantener la vivienda apta para el uso pactado. Esto incluye instalaciones de electricidad, fontanería, calefacción, estanqueidad, cerramientos y estructura. Ante un requerimiento, debe actuar con diligencia, coordinar técnicos y asumir el coste cuando el origen no es el mal uso del inquilino.

Los plazos dependen de la urgencia: una fuga de agua o un riesgo eléctrico exigen intervención inmediata; una ventana que no cierra bien puede admitir un margen corto. Si las reparaciones requieren obras de entidad que impiden habitar la casa (ruido extremo, polvo nocivo, imposibilidad de usar baño o cocina), puede acordarse la suspensión del contrato o de la renta durante ese periodo o un realojo temporal, si así se pacta.

El inquilino, por su parte, debe permitir el acceso razonable para las obras en días y horas acordadas. Si el arrendador se demora sin causa o las intervenciones son ineficaces, el inquilino podrá insistir en la reparación con nuevos requerimientos y ajustar la rebaja de renta mientras la vivienda siga en mal estado. En caso de urgencia y pasividad del arrendador, el inquilino podría encargar la reparación imprescindible y repetir el coste, conservando facturas.

Pistas de diligencia: Presupuestos comparados, fecha de visita técnica, plazo de ejecución y parte de finalización. Si algo falla, exige por escrito una segunda intervención o solución alternativa.

Un diálogo ágil y documentado evita conflictos mayores. Si las obras se encadenan o resultan ineficaces durante meses, puede valorarse la resolución del contrato por incumplimiento del deber de conservación, además de las cantidades dejadas de abonar por la reducción de renta aplicada.

Si el arrendador no responde

Cuando el arrendador ignora los avisos, la primera prioridad es protegerte sin ponerte en riesgo de impago. Evita “dejar de pagar” de manera unilateral sin más, porque podría iniciarse un desahucio por falta de pago. Existen alternativas más seguras:

  • Consignación de rentas: Deposita judicial o notarialmente la renta ya reducida según tu cálculo y fundamentación. Demuestra tu voluntad de pago y la proporcionalidad de la rebaja por vivienda en mal estado.
  • Mediación o arbitraje: Si el contrato lo prevé, activa estos cauces para una solución rápida.
  • Demanda: Solicita judicialmente la reducción de renta, la condena a reparar y, si procede, indemnización. Aporta tu expediente probatorio.
  • Resolución: En supuestos graves y persistentes, solicita la resolución del contrato por incumplimiento del deber de conservación.

Antes de la consignación, remite un burofax final explicando que, ante la falta de respuesta, procederás a consignar las rentas con la rebaja aplicada, detallando el método de cálculo y el periodo. Esto eleva la presión para negociar y reduce tu exposición.

Evita errores: No suspendas la renta completa si la vivienda es parcialmente utilizable. Ajusta la rebaja a la afectación real y documenta cada día con incidencia.

Si, tras meses, el propietario sigue sin actuar y el deterioro afecta gravemente tu salud o seguridad, la salida ordenada puede ser rescindir el contrato, reclamando las cantidades correspondientes y, en su caso, daños por el trastorno sufrido. La clave es haber seguido una estrategia escalonada y bien documentada.

Modelos y cláusulas útiles

Contar con textos claros agiliza las gestiones. A continuación encontrarás modelos orientativos que puedes adaptar. Úsalos como base y ajusta fechas, porcentajes y descripciones a tu caso concreto.

Modelo de requerimiento inicial (correo): “El día [fecha] he detectado [defecto]. Afecta al uso de [estancia/servicio], produciendo [consecuencias]. Solicito su reparación en un plazo de [X] días. Adjunto fotos y quedo a disposición para coordinar acceso”.

Modelo de burofax con propuesta de rebaja: “Reitero el requerimiento de reparación de [defecto], que limita el uso de la vivienda desde [fecha]. Propongo una rebaja de renta del [porcentaje] desde [fecha] y hasta la efectiva reparación, calculada conforme a [criterio: superficie/servicio esencial/tiempo]. En ausencia de respuesta, consignaré las rentas con la reducción aplicada”.

Cláusula contractual recomendada (para futuras firmas): “Si por causa no imputable al arrendatario se limita el uso de estancias o servicios esenciales, las partes acuerdan una reducción proporcional de la renta por días afectos, según criterio de superficie o funcionalidad, previa comunicación fehaciente y verificación del defecto”.

Estas fórmulas fomentan la previsibilidad y reducen el conflicto. Evita cláusulas que te obliguen a renunciar a derechos básicos de habitabilidad o que te impongan todas las reparaciones. Ante dudas, pide revisión profesional del contrato antes de firmar o de remitir comunicaciones con efectos jurídicos.

Preguntas frecuentes

¿Puedo dejar de pagar la renta hasta que arreglen los defectos? No es recomendable suspender unilateralmente el pago total. Si la vivienda es parcialmente utilizable, propone una reducción proporcional y, si no hay acuerdo, utiliza la consignación de rentas para protegerte de un desahucio por impago.

¿Qué porcentaje de rebaja es razonable? Depende del caso. Como guía: una habitación inutilizada puede justificar alrededor del 15–25%; la pérdida de un servicio esencial (calefacción en invierno) puede llegar al 30–50% mientras dure. Justifica con pruebas y aplica el descuento solo a los días afectados.

¿Y si el arrendador dice que la avería es “cosa menor”? Aporta fotos, informes y describe la afectación real al uso. Si el fallo impide disfrutar de estancias o servicios básicos, no es menor. Reitera por burofax y ofrece una rebaja temporal y razonable hasta la reparación efectiva.

¿Puedo resolver el contrato por mal estado? Sí, en situaciones graves y persistentes de incumplimiento del deber de conservación. Antes, intenta la vía de la reparación y la rebaja. Si el problema es estructural o crónico, la resolución puede ser la salida más adecuada, con posible reclamación de daños.

¿Qué gastos puedo reclamar además de la rebaja? Si acreditas daños en enseres, gastos médicos por salubridad, peritajes o alojamiento alternativo inevitable, podrás reclamarlos con facturas y nexo causal con el mal estado de la vivienda.

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