¿Qué debo revisar antes de alquilar una vivienda?

¿Qué debo revisar antes de alquilar una vivienda?

Publicado el 17 de septiembre de 2025


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Documentación y verificaciones del arrendador

Antes de alquilar una vivienda, la primera revisión debe centrarse en la documentación del inmueble y en la legitimación de quien arrienda. Solicita una copia del título de propiedad o una nota simple actualizada del registro para confirmar que la persona que firma el contrato es realmente la propietaria o cuenta con un poder válido. Comprueba que la dirección, la referencia catastral y la descripción coincidan con la vivienda que vas a ocupar. Si el interlocutor es una agencia, pide la hoja de encargo o autorización firmada. Esta verificación temprana reduce el riesgo de fraudes y te da confianza para avanzar en el proceso.

Otro documento clave es el certificado de eficiencia energética y, cuando aplique, la cédula de habitabilidad o licencia de primera ocupación. Estos papeles garantizan que la vivienda reúne condiciones mínimas y te ayudarán a valorar el consumo estimado. Solicita también el último recibo del IBI y, si es posible, un extracto de gastos de comunidad para entender qué partidas se pagan y si existen derramas vigentes. Aunque no te corresponda abonarlos, conocerlos te sirve para negociar o anticipar subidas de cuota que afecten al entorno donde vivirás.

Checklist rápido: legitimación del arrendador (propiedad o poder), certificado energético, cédula de habitabilidad, último IBI, gastos de comunidad, y datos catastrales claros.

Por último, pide un recibo o justificante de que la vivienda está libre de cargas que impidan su uso como residencia (por ejemplo, embargos que limiten la disponibilidad). No es habitual, pero preguntar y documentar todo te posiciona mejor si surge un conflicto. Mantén copias de todo lo que te entreguen y anota fechas; la trazabilidad documental es tan importante como el propio contrato de alquiler.

Estado de la vivienda e inventario

La inspección física del inmueble es decisiva. Recorre cada estancia con calma, abre y cierra puertas y ventanas, verifica que encajen y que los cierres funcionen. Enciende y apaga todas las luces, examina enchufes, diferenciales y cuadro eléctrico. Comprueba presión y temperatura del agua en cocina y baño, el estado de griferías y desagües, y busca signos de humedades en techos y paredes. Si hay calefacción o aire acondicionado, solicita una prueba en presencia del arrendador o de la agencia, y documenta con fotos o vídeo su correcto funcionamiento.

Si la vivienda se alquila amueblada o con electrodomésticos, exige un inventario detallado. Debe incluir descripción, cantidad, marca/modelo cuando sea posible y estado de conservación. Acompaña el inventario con imágenes fechadas para evitar discusiones al finalizar el contrato. Incluye elementos pequeños que suelen olvidarse (mandos a distancia, bombillas especiales, llaves de radiadores, filtros) y aclara qué ítems son meros “cortesía” sin obligación de reposición frente a los que forman parte esencial de la vivienda.

Consejo: añade al contrato un anexo de “estado inicial” firmado por ambas partes con 10–20 fotos clave. Este documento reduce fricciones en la devolución de la fianza.

Pregunta por el último mantenimiento de caldera, aire acondicionado y electrodomésticos críticos (frigorífico, lavadora). Solicita manuales y garantías si existen. Y no olvides las llaves: confirma número de copias entregadas, existencia de llaves maestras o tarjetas, y el protocolo en caso de pérdida. Un inventario bien hecho te ahorra tiempo y dinero al final del alquiler.

Cláusulas esenciales del contrato de alquiler

El contrato es la base de la relación. Verifica la duración inicial, las prórrogas y las causas de resolución anticipada. Revisa la renta y la fórmula de actualización: índice aplicado, periodicidad y límites. Confirma si el precio incluye gastos de comunidad o IBI y qué conceptos corren por cuenta del inquilino. Lee con lupa las cláusulas de conservación y reparaciones: conviene que distinga entre pequeñas reparaciones por uso ordinario (a cargo del inquilino) y averías estructurales o de antigüedad (a cargo del arrendador).

Comprueba el régimen de subarriendo o cesión, la política sobre mascotas, la pintura y los taladros, así como las penalizaciones por incumplimiento. Atención a las cláusulas que exijan renuncias de derechos legales irrenunciables o que impongan cargos desproporcionados por incidencias habituales. Si hay servicios adicionales (trastero, parking), identifica su ubicación, llaves o mandos, y si se alquilan como anexos o contratos separados.

  • Duración y prórrogas automáticas claramente definidas.
  • Índice de actualización de renta y comunicación previa.
  • Reparaciones: reparto de responsabilidades y plazos de atención.
  • Políticas sobre obras menores, pintura y personalización.
  • Prohibiciones y limitaciones (subarriendo, uso profesional, etc.).

Pide que cualquier acuerdo verbal (pintar antes de entrar, sustituir un electrodoméstico, cambiar una cerradura) figure por escrito. La claridad en el texto evita interpretaciones y da seguridad jurídica a ambas partes.

Fianza, depósito y garantías

La fianza legal y los depósitos adicionales suelen generar dudas. Asegúrate de cuánto debes entregar, bajo qué concepto y dónde se depositará la fianza. Solicita un recibo detallado que distinga fianza obligatoria de garantías voluntarias. Si se pide aval bancario o seguro de impago, valora el coste total, las condiciones de activación y la duración. Una garantía mal definida puede seguir vigente incluso tras la marcha si no se pacta su cancelación al finalizar y liquidar.

Para proteger tu fianza, apóyate en el inventario y en el anexo de estado inicial. Define plazos claros de devolución y el procedimiento de liquidación: entrega de llaves, lectura de contadores, certificación de pago de suministros y firma de un documento de recepción conforme. Así minimizas retenciones por discrepancias sobre daños o limpieza.

Tip: si aceptas un depósito adicional, negocia que disminuya tras X meses sin incidentes o que se sustituya por un seguro de impago con prima compartida.

Evita entregar efectivo sin justificante y prioriza transferencias identificadas. Transparencia y trazabilidad son la mejor defensa para una devolución ágil al término del alquiler.

Gastos, suministros y eficiencia energética

Calcula el coste real de vivir en la vivienda. Pide facturas recientes de luz, gas y agua para estimar consumos y detectar anomalías. Aclara quién asume altas, cambios de titularidad y posibles permanencias con las comercializadoras. Revisa el estado de los contadores y toma lecturas el día de la entrada para evitar que te imputen consumos previos. Si existe calefacción central o agua caliente comunitaria, pregunta cómo se reparten los gastos y si se han instalado repartidores de costes.

Valora la eficiencia: ventanas con rotura de puente térmico, aislamiento, orientación, equipos con etiqueta A o superior. Un certificado energético favorable no solo reduce la factura; también aumenta el confort. Si detectas equipos obsoletos, negocia su sustitución o un incentivo en la renta. Considera el mantenimiento: ¿quién revisa la caldera? ¿cada cuánto? ¿existe contrato de asistencia?

  • Solicita tres últimas facturas de luz, gas y agua.
  • Confirma titularidades y lecturas iniciales con foto.
  • Pregunta por cuotas de comunidad y si incluyen servicios.
  • Evalúa ventanas, aislamiento y aparatos eficientes.

Anticipar estos costes te permite comparar viviendas más allá del precio de salida y evitar sorpresas durante la estancia.

Vecindario, comunidad y normativa

El entorno es tan importante como el interior. Visita la zona en distintos horarios para comprobar ruido, tráfico y servicios cercanos. Pregunta por normativas de la comunidad: horarios de silencio, uso de zonas comunes, políticas de mascotas o reformas. Solicita el contacto de la administración de fincas para cualquier incidencia futura y verifica si hay ascensor, accesos adaptados o trasteros asignados.

Si trabajas en remoto, mide cobertura de Internet y opciones de fibra. Evalúa la seguridad: portero, cámaras, iluminación de accesos. Y no olvides la movilidad: aparcamiento, transporte público y tiempos reales a tus puntos de interés. Estas variables impactan en tu calidad de vida y en el coste total (parking, abonos de transporte, etc.).

Consejo práctico: pregunta por obras planificadas en el edificio o en la calle. Pueden afectar a ruidos, accesos o disponibilidad de servicios, e incluso motivar negociaciones de renta.

Finalmente, comprueba si existen normativas municipales específicas (por ejemplo, sobre uso turístico o licencias) que puedan condicionar el disfrute de la vivienda. Una revisión del entorno evita escoger un piso perfecto… en un lugar poco compatible con tu día a día.

Riesgos legales y evitar estafas

Alquilar una vivienda implica detectar señales de alerta. Desconfía de anuncios con precios demasiado bajos, urgencias por “reservar ya” o exigencias de pagos por adelantado sin contrato ni recibos. No entregues dinero antes de visitar el inmueble y validar la titularidad. Rechaza contratos que te obliguen a renunciar a derechos básicos o a asumir todas las reparaciones sin excepción. Si te piden documentación sensible, solicita primero un borrador de contrato y explica qué datos cederás una vez confirmes la operación.

Evita firmar versiones escaneadas con tachones o añadidos a mano sin rubricar. Pide siempre la versión final en PDF y que se firme digitalmente o presencialmente en todas sus páginas y anexos. Guarda toda la conversación relevante por escrito (email o mensajería) y evita llamadas sin confirmación posterior. Así blindas tu posición si surge una disputa y facilitas la mediación o el arbitraje.

  • Desconfía de prisa excesiva o pagos “en efectivo sin recibo”.
  • Compara el precio con viviendas similares en la zona.
  • Exige contrato completo y anexos antes de transferir dinero.
  • Conserva justificantes y conversaciones clave.

Cuando algo no encaje, tómate tiempo para revisar. La prudencia es tu mejor herramienta frente a fraudes.

Negociación y checklist antes de firmar

Negociar no es regatear a ciegas, sino proponer ajustes con criterios. Si el inventario revela electrodomésticos antiguos, pide sustitución o un descuento temporal. Si aceptas una garantía adicional, solicita revisión a la baja tras buen historial de pagos. Plantea fechas de entrada coordinadas con altas de suministros y limpieza previa, y acuerda por escrito cualquier pintura o reparación pendiente.

Antes de firmar, repasa una checklist final: documentos verificados, contrato sin cláusulas ambiguas, inventario con fotos, lecturas iniciales de contadores, llaves contabilizadas, plazos de devolución de fianza, y datos de contacto para incidencias. Define cómo reportar averías (correo, teléfono, app) y plazos de respuesta. Una buena negociación no solo baja la renta; mejora la convivencia contractual.

Checklist exprés: contrato final en PDF, anexos firmados, inventario fotográfico, lecturas de luz/gas/agua, justificantes de pagos, y calendario de entrega de llaves.

Por último, establece una comunicación profesional: claridad, registros y respeto. Es la base de un alquiler estable y sin sobresaltos.

Asesoramiento profesional y recursos

Si no te sientes seguro interpretando cláusulas o calibrando riesgos, busca apoyo profesional. Un repaso jurídico previo del contrato y una inspección técnica básica pueden ahorrarte conflictos mayores. Además, hay recursos útiles para comparar precios, calcular consumos y entender obligaciones legales de cada parte. Considera también plataformas que facilitan la gestión, cobro y atención de incidencias para que la relación arrendador-inquilino sea más fluida.

Para resolver dudas complejas sobre contratos, garantías y gestión diaria, puedes valorar el respaldo de servicios de gestión inmobiliaria PropertyNational, con enfoque profesional y recursos prácticos para inquilinos y propietarios.

Elegir bien a tus proveedores y fuentes de información te permitirá tomar decisiones con datos, no con suposiciones. Esa es la diferencia entre un alquiler tranquilo y uno lleno de sobresaltos.

Preguntas frecuentes

¿Qué documentos mínimos debo pedir antes de firmar? Solicita legitimación del arrendador (propiedad o poder), certificado energético, cédula de habitabilidad si procede, borrador de contrato completo con anexos e inventario. Añade últimos recibos de suministros y datos de comunidad.

¿Cómo protejo mi fianza? Con un inventario detallado con fotos fechadas, un anexo de estado inicial y un protocolo de salida que incluya lecturas de contadores y firma de recepción conforme. Evita pagos en efectivo sin recibo.

¿Puedo negociar la renta? Sí. Argumenta con datos: consumos, estado de equipos, obras pendientes o comparables de la zona. También puedes pactar mejoras a cambio de asumir pequeñas tareas de puesta a punto.

¿Qué señales indican posible estafa? Prisas injustificadas, precios muy por debajo del mercado, exigencia de pagos sin contrato y negativa a identificar la titularidad. Nunca transfieras dinero sin documentación y verificación previa.

¿Quién paga reparaciones? En general, el inquilino asume pequeñas reparaciones por uso ordinario y el arrendador las averías estructurales o de antigüedad. Lo importante es dejarlo por escrito con ejemplos y plazos de atención.

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