¿Es legal que te obliguen a firmar un nuevo contrato?

¿Es legal que te obliguen a firmar un nuevo contrato?

Publicado el 06 de agosto de 2025


📖 Tiempo estimado de lectura: 12 min

Qué dice la ley sobre exigir un nuevo contrato

La cuestión de si es legal que te obliguen a firmar un nuevo contrato depende de dos ideas clave: la libertad de consentimiento y la existencia de una causa que justifique cambios sustanciales. En términos generales, nadie puede imponerte la firma de un documento bajo presión o amenaza; el consentimiento debe ser libre, informado y sin coacciones. Además, si ya tienes una relación laboral vigente, la empresa no puede “borrar y empezar de cero” para recortar derechos adquiridos sin un fundamento objetivo o sin respetar los procedimientos legalmente previstos. La vía adecuada para modificar condiciones esenciales no suele ser un contrato nuevo, sino un acuerdo de novación o, en su defecto, un procedimiento de modificación sustancial con garantías, plazos y posibilidad de impugnación.

Un “nuevo contrato” puede esconder una rebaja salarial, un cambio de jornada u horario, la supresión de complementos o la alteración de la categoría profesional. Si la empresa condiciona tu continuidad a la firma —por ejemplo, “si no firmas, es baja voluntaria”— está cruzando una línea delicada: la baja voluntaria debe ser una decisión del trabajador, no una consecuencia forzada de negarse a perder derechos. Igualmente, reemplazar un contrato indefinido por uno temporal o con periodo de prueba cuando ya existía estabilidad suele ser contrario a derecho.

Idea clave: Firmar o no firmar siempre es tu decisión. Si el cambio afecta puntos esenciales (salario, jornada, funciones, centro), la empresa debe negociar, justificar y documentar el proceso; no basta con “firma aquí”.

En resumen, es legal proponerte un nuevo contrato si persigue mejorar, clarificar o actualizar condiciones sin merma de derechos, o si responde a una reorganización justificada respetando procedimientos. No es legal obligarte a firmar con amenaza de represalias o para enmascarar un recorte de derechos sin el cauce correcto.

Novación, modificación o contrato nuevo

Antes de firmar, es fundamental distinguir tres escenarios. La novación es un acuerdo entre empresa y trabajador que actualiza alguna cláusula concreta del contrato existente (por ejemplo, añadir teletrabajo o mejorar un plus), manteniendo la esencia del vínculo. La modificación sustancial es un cambio unilateral decidido por la empresa sobre aspectos nucleares (salario, jornada, horario, funciones, movilidad), que exige razones organizativas o económicas y un procedimiento: notificación con antelación, posibilidad de impugnar y, en su caso, compensaciones. Por último, el contrato nuevo implica “extinguir” o “reemplazar” el anterior por otro distinto, algo que solo tiene sentido si mejora objetivamente la relación o si media un cambio real de puesto, empresa o condiciones que requiera un marco contractual diferente.

Cuando te proponen un “contrato nuevo” para introducir una rebaja de derechos, en muchos casos lo jurídicamente coherente sería un procedimiento de modificación sustancial —con garantías— o una negociación individual que culmine en novación, nunca un “volver a empezar” que elimine antigüedad, categorías, salarios base o pluses consolidados. Igualmente, cambiar un contrato indefinido por uno temporal, o introducir un nuevo periodo de prueba sin causa real, suele ser inválido: el periodo de prueba no renace si sigues en el mismo puesto y funciones.

  • Novación: pactada, concreta y normalmente neutra o favorable.
  • Modificación sustancial: unilateral, requiere causa y procedimiento.
  • Contrato nuevo: excepcional; no debe servir para borrar derechos adquiridos.

La elección del instrumento jurídico no es un tecnicismo: define tus garantías, plazos para recurrir y el estándar de prueba que la empresa debe cumplir. Por eso, leer con lupa el documento y exigir precisión en qué cambia, por qué y con qué efectos es imprescindible.

Cuándo la empresa puede proponerte cambios

La empresa puede proponerte cambios cuando existan razones organizativas, técnicas, productivas o económicas que requieran ajustar estructuras, horarios o funciones. También puede suceder que un convenio colectivo nuevo imponga adaptaciones o que el negocio adopte modelos de trabajo híbridos. Estas situaciones permiten negociar y, en su caso, aplicar modificaciones, pero no todo vale: la justificación debe ser real, documentada y proporcionada. El cambio debe perseguir un objetivo legítimo y respetar tus derechos mínimos legales y convencionales.

Hay supuestos en los que un cambio puede incluso beneficiarte: actualización de categoría, revisión salarial al alza, regulación clara del teletrabajo, mejora de pluses por disponibilidad o guardias. En esos casos, un documento de novación puede dar seguridad jurídica a ambas partes. Si, por el contrario, el “nuevo contrato” implica peores condiciones, la empresa tendrá que elegir el procedimiento correcto (por ejemplo, modificación sustancial notificada por escrito) y asumir que puedes impugnarlo ante la jurisdicción social.

Proporcionalidad práctica: cuanto mayor sea el impacto del cambio (salario, jornada, movilidad geográfica), mayor exigencia de motivación y de alternativas menos lesivas: adaptación gradual, voluntariedad o compensaciones.

En definitiva, proponer cambios es legítimo; obligarte a firmar un contrato nuevo para perder derechos, no. Si hay una necesidad real, debe tramitarse con transparencia y garantías, dándote margen para analizar, consultar y decidir.

Tus derechos si no aceptas

Negarte a firmar un nuevo contrato no equivale a dimitir ni a cometer indisciplina, siempre que sigas cumpliendo con tu contrato vigente. Tienes derecho a solicitar tiempo para revisar el documento, a pedir copia escrita y a consultar con un asesor. Si la empresa intenta forzar la firma con la amenaza de darte de baja voluntaria, recuerda que la baja voluntaria exige una manifestación inequívoca tuya; no se presume por negarte a perder derechos.

Si la empresa asume represalias por no aceptar —por ejemplo, degrada funciones, retira herramientas, o deja de asignar trabajo— podríamos estar ante una modificación sustancial encubierta o incluso un acoso laboral. Documenta todo por escrito y solicita regularización por registro o email corporativo. En último término, si la compañía te despide por no firmar, ese despido puede ser improcedente o nulo si se basa en una negativa legítima a aceptar un perjuicio injustificado.

  • Pedir tiempo razonable para estudiar la propuesta.
  • Mantener tus funciones y salario del contrato vigente mientras no haya acuerdo ni procedimiento válido.
  • Impugnar una modificación sustancial formalmente notificada.
  • Reclamar por represalias o trato degradante vinculado a tu negativa.

La clave es no dejar vacíos: responde por escrito, guarda acuses de recibo y evita conversaciones trascendentes sin testigos o sin respaldo documental. Eso protege tu posición legal si llega una disputa.

Señales de coacción y vicio del consentimiento

El consentimiento válido requiere libertad. Si te presionan con frases del tipo “firma ahora o mañana no vengas”, “si no firmas, computa baja voluntaria” o “el periodo de prueba empieza de cero”, podemos estar ante coacción o información engañosa. Otras señales de alerta: no te entregan el documento para leerlo con calma, rehúsan aclarar cambios, niegan el acceso al convenio colectivo o a tu nómina comparativa, o te citan fuera de horario con la condición de firmar en ese mismo acto.

Hay también vicios ocultos de consentimiento cuando el texto contiene cláusulas ambiguas que luego permiten recortes unilaterales (por ejemplo, “la empresa podrá asignar cualquier horario según necesidades” sin límites). Si te hacen firmar recibos, anexos o comunicaciones en bloque, pide separarlas y que cada una describa con precisión su finalidad. No firmes “recibí conforme” si no estás conforme: sustitúyelo por “recibí no conforme” o “pendiente de revisión”.

Checklist rápido: ¿te han dado copia previa?, ¿puedes consultar?, ¿entiendes cada cambio?, ¿existe causa y procedimiento?, ¿hay compensaciones?, ¿se respetan tus derechos mínimos? Si fallan varias respuestas, no firmes.

Recuerda: firmar bajo presión puede invalidarse, pero es mejor evitar llegar ahí. Si detectas prisa injustificada o amenazas veladas, solicita que todo se canalice por escrito y gana tiempo.

Cómo negociar y dejar constancia

La negociación efectiva combina firmeza y propuestas alternativas. Empieza pidiendo una versión comparada: qué cláusulas cambian y por qué. Solicita una reunión con agenda previa y participantes claros (RR. HH., responsable directo) y pide acta o resumen por correo. Plantea tus intereses priorizando lo esencial: salario fijo, jornada y horario, funciones, lugar de trabajo y teletrabajo, variables y pluses.

Cuando aceptes un cambio, concreta límites: si incorporas disponibilidad, define franjas, compensaciones y preavisos; si asumes movilidad, delimita radios, dietas y plazos; si se ajusta el salario variable, fija objetivos medibles y una fórmula de cálculo transparente. Evita generalidades como “según necesidades del servicio”. Y si el cambio perjudica, negocia compensaciones (bonus transitorio, formación, flexibilidad horaria) o una implantación gradual.

  • Usa el correo corporativo para dejar rastro de cada propuesta y respuesta.
  • Adjunta documentos en PDF y solicita acuse de recibo.
  • Revisa que el texto final refleje lo acordado; nada “verbal”.
  • Si no hay acuerdo, deja constancia de tu negativa razonada y de tu voluntad de seguir prestando servicios en tus condiciones vigentes.

Una buena constancia escrita es tu mejor defensa si más adelante surge un conflicto. Además, transmite profesionalidad y reduce malentendidos.

Qué hacer si te presionan a firmar ya

Si te piden firmar “sobre la marcha”, aplica un protocolo simple. Primero, solicita una copia y tiempo mínimo de revisión (24–72 horas). Indica que necesitas comparar con tu contrato vigente y el convenio aplicable. Segundo, responde por escrito dejando claro que sigues prestando servicios conforme a tus condiciones actuales hasta que exista acuerdo válido o resolución judicial. Tercero, si te amenazan con consecuencias inmediatas, pide que lo pongan por escrito; muchas presiones desaparecen cuando se exige formalidad.

Si la presión continúa, comunica a RR. HH. y, si existe, a la representación legal de los trabajadores. Puedes registrar un escrito en la empresa o enviarlo por burofax/servicio equivalente para asegurar constancia. En paralelo, reúne pruebas (mensajes, correos, testigos) y valora presentar una denuncia ante la Inspección de Trabajo por coacción o vulneración de derechos. Si finalmente te despiden por no firmar, conserva toda la documentación: puede bastar para obtener la improcedencia o nulidad del despido.

Frase útil: “Acuso recibo de la propuesta. Solicito un plazo razonable para su revisión y confirmo mi voluntad de continuar prestando servicios en las condiciones vigentes mientras se analiza.”

Este enfoque te protege sin escalar innecesariamente. Si hay buena fe, la empresa aceptará el tiempo de revisión; si no, tu rastro escrito será vital.

Pruebas y vías de reclamación

Para defenderte eficazmente, la prueba lo es todo. Conserva el contrato vigente, nóminas, comunicaciones y cualquier documento que acredite tus condiciones. Guarda correos donde se te presione a firmar o se vinculen amenazas a tu negativa. Si las conversaciones son verbales, remítete a ellas por email (“en relación con lo tratado hoy…”) y pide confirmación. Testigos y mensajes corporativos en chats internos también pueden ayudar.

Las vías habituales de reacción incluyen: denuncia ante la Inspección de Trabajo, mediación/conciliación previa (SMAC o servicio autonómico equivalente) y demanda ante el juzgado de lo social para impugnar modificaciones, reclamar derechos o combatir un despido. Los plazos son estrictos en materia laboral, por lo que conviene moverse con agilidad desde el primer indicio de presión.

  • Inspección: útil ante coacciones o incumplimientos formales.
  • Conciliación: intento previo que puede cerrar acuerdos rápidos.
  • Demanda: necesaria si no hay acuerdo; permite medidas cautelares en ciertos casos.

Un expediente ordenado —con fechas, documentos y cronología— multiplica tus opciones de éxito. Si la empresa actuó sin causa o procedimiento, la probabilidad de estimación suele ser alta.

Preguntas frecuentes

¿Pueden obligarme a firmar un nuevo contrato para introducir un periodo de prueba? No, si ya realizas las mismas funciones para el mismo empleador. El periodo de prueba no se “reinicia” salvo cambio real de puesto o relación.

Si me niego a firmar, ¿pueden darme de baja como voluntaria? No. La baja voluntaria debe ser una decisión tuya, expresa e inequívoca. La negativa a perder derechos no equivale a dimisión.

¿Y si me despiden por no aceptar el nuevo contrato? Podría ser improcedente o nulo si la causa real es tu negativa razonable a firmar. Conserva pruebas y actúa rápido por los plazos.

¿Cuándo sí conviene firmar un contrato nuevo? Cuando mejora tus condiciones o ordena cambios positivos (ascenso, subida salarial, teletrabajo establecido) y el texto es claro y equilibrado.

¿Cómo dejo constancia de que no estoy de acuerdo? Responde por email o registro interno: “recibí no conforme, pendiente de revisión”. Mantén tus funciones del contrato vigente mientras se resuelve.

Consulta legal GRATIS aquí

✅ ¡Tu consulta ha sido enviada con éxito!