Cómo actuar si el casero incumple el contrato de alquiler

Cómo actuar si el casero incumple el contrato de alquiler

Publicado el 08 de noviembre de 2025


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Señales de incumplimiento y ejemplos habituales

Cuando el casero incumple el contrato de alquiler, suele manifestarse en hechos concretos que afectan a la habitabilidad, a la tranquilidad del inquilino o a la economía del arrendamiento. Identificar a tiempo estas señales te permite actuar con orden y respaldo documental. Entre los incumplimientos más frecuentes están la negativa injustificada a realizar reparaciones necesarias para conservar la vivienda en condiciones de uso, el corte de suministros o la falta de gestión para restablecerlos por causas imputables al arrendador, las entradas en la vivienda sin permiso ni preaviso adecuado, el acoso para forzar la marcha, la actualización de rentas o repercusión de gastos no pactados y la retención indebida de la fianza al finalizar el contrato.

Otras situaciones a vigilar incluyen la entrega de llaves a terceros sin tu consentimiento, el arrendamiento con vicios ocultos que impiden un uso normal (humedades severas, instalaciones defectuosas, plagas) y la negativa a facilitar datos básicos (domicilio para notificaciones, cuenta para pago de renta si así se pactó, etc.). También se considera incumplimiento cuando el arrendador altera unilateralmente cláusulas esenciales —por ejemplo, intentando acortar el plazo pactado o imponiendo visitas indiscriminadas.

Claves para detectar el incumplimiento:

  • Revisa qué obligaciones del casero están expresamente en el contrato y cuáles derivan de la ley.
  • Anota fechas, conversaciones y consecuencias (gastos, molestias, daños).
  • Guarda partes, fotos y comunicaciones: te servirán como prueba.

Diferenciar una incidencia puntual de un incumplimiento relevante es importante. Una bombilla que funde no equivale a un problema estructural de electricidad; pero si la instalación salta a diario y el casero desoye tus avisos, ya existe un patrón de desatención. Documenta desde el primer síntoma: es la base para requerir soluciones y, si no llegan, para negociar una compensación o acudir a la vía judicial.

Primeros pasos: comunicación, plazos y registro de pruebas

Ante el primer indicio de incumplimiento, actúa con método. Empieza por notificar al casero por escrito describiendo el problema, su impacto en el uso de la vivienda y las medidas que solicitas. Acompaña fotos, vídeos, facturas o informes si los tienes. Evita discusiones telefónicas sin seguimiento: tras cada llamada, envía un mensaje de confirmación con fecha y hora. Si el casero no responde o minimiza el problema, fija un plazo razonable para intervenir (por ejemplo, 5–10 días en incidencias ordinarias y 24–72 horas en averías urgentes que afecten a habitabilidad, como una fuga de agua o un corte eléctrico).

El registro de pruebas es tu seguro: guarda presupuestos, partes de técnicos, correos, capturas de chats y justificantes de gastos. Si la incidencia genera daños (muebles, equipos, ropa) o incrementa tus gastos (desplazamientos, noches fuera), recopila facturas y tickets. En casos de ruidos, filtraciones o plagas, solicita informes a la comunidad o al administrador de fincas. Todo ello consolidará tu posición ante un requerimiento formal o una futura reclamación.

Checklist rápido:

  • Comunica por escrito y fija plazos.
  • Haz fotos/vídeos con fecha visible o métadatos.
  • Conserva facturas y presupuestos; pide informes técnicos.
  • Centraliza todo en una carpeta (digital y/o física) por orden cronológico.

Mantén siempre un tono profesional. Tu objetivo inicial es que el casero cumpla: reparar, restituir servicios o respetar el contrato. Una comunicación clara y documentada aumenta la probabilidad de solución amistosa y, si no llega, te coloca en la mejor posición para el siguiente paso: el burofax.

Cómo redactar y enviar un burofax efectivo

El burofax con certificación de contenido y acuse de recibo es la vía más sólida para requerir al casero y dejar constancia fehaciente. Su función es doble: interrumpir dilaciones y establecer un plazo final de cumplimiento. En la redacción, sé concreto: identifica el contrato (dirección, fecha de inicio), describe el incumplimiento, cita tus comunicaciones previas y adjunta un listado de pruebas disponible a solicitud. Indica lo que exiges (p. ej., reparación de la instalación eléctrica, restablecimiento de suministros, cese de entradas no autorizadas), fija un plazo y advierte de medidas si no se cumple (resolución, reclamación de daños, comunicación a autoridades o comunidades).

Cuida el formato: encabezado con datos de arrendatario y arrendador, exposición de hechos por orden cronológico, petición clara y firma. Evita valoraciones subjetivas y amenazas vacías; la firmeza reside en la claridad y la prueba. Si desconoces el domicilio de notificaciones, revisa el contrato; en su defecto, envía al domicilio que figure en el mismo o al que el casero use habitualmente para comunicarse.

Contenido mínimo recomendado:

  • Datos del contrato y de las partes.
  • Descripción del incumplimiento y efectos.
  • Requerimiento de solución y plazo.
  • Advertencia de acciones si persiste el incumplimiento.

Tras el envío, conserva el justificante y una copia del texto. Si el burofax no puede entregarse por causas atribuibles al casero (rechazo, dirección errónea conocida), también podrás acreditar que intentaste notificar. Este paso es clave antes de plantear medidas más intensas o solicitar compensaciones.

Reparaciones, servicios y rentas: qué puedes exigir

El casero debe asumir las reparaciones necesarias para mantener la vivienda apta para su uso. Esto abarca averías estructurales y de instalaciones (electricidad, fontanería, calefacción) cuando no deriven de un mal uso del inquilino. Puedes exigir una intervención diligente y, si el retraso te causa perjuicios, reclamar su compensación. En cortes de suministros por causas ajenas al inquilino pero vinculadas a la propiedad (impagos del propietario, baja por gestiones del arrendador), solicita su restablecimiento inmediato y la compensación correspondiente.

Respecto a la renta y gastos, rige lo pactado en el contrato y lo permitido por la ley. Si el incumplimiento afecta de forma relevante al uso, cabe valorar una reducción proporcional temporal de la renta hasta que se restituya la habitabilidad, siempre con prudencia y respaldo documental. Evita dejar de pagar unilateralmente: en su lugar, plantea la reducción por escrito y, si existe desacuerdo y el problema es grave, consulta mecanismos como el depósito o consignación judicial de rentas para demostrar buena fe mientras reclamas.

Buenas prácticas:

  • Solicita presupuestos y elige soluciones eficaces, no parches.
  • Pide facturas a tu nombre si adelantas gastos con autorización.
  • Documenta el antes/después de cada reparación con fotos.

Si el casero te repercute gastos no pactados (por ejemplo, derramas estructurales o impuestos), recházalos por escrito con base en el contrato. Actuar con método evita escaladas innecesarias y te prepara para negociar o, llegado el caso, para litigar con altas probabilidades de éxito.

Negociación, mediación y acuerdos escritos

La vía amistosa suele ser más rápida y económica. Tras el requerimiento, propone soluciones concretas: calendario de reparaciones, asunción de costes, reducción de renta temporal, compensación por daños, o incluso una extinción pactada del contrato sin penalización. Mantén el foco en resultados: qué se hará, quién paga, cuándo y cómo se comprobará. Si el diálogo se encalla, la mediación con un tercero neutral puede desbloquear el conflicto, generando un acuerdo con fuerza probatoria si se documenta correctamente.

Todo acuerdo debe plasmarse por escrito y firmado por ambas partes. Evita ambigüedades y establece consecuencias por incumplimiento (por ejemplo, restablecimiento de la renta previa si no se cumple el calendario de obras). Si ya estás negociando una salida, acuerda la fecha exacta de entrega de llaves, el estado de la vivienda, la liquidación de rentas y el plazo de devolución de la fianza. Incluir un inventario y un reportaje fotográfico reduce disputas posteriores.

Elementos esenciales del acuerdo:

  • Objeto: qué problema se resuelve.
  • Obligaciones y plazos de cada parte.
  • Compensaciones económicas y forma de pago.
  • Mecanismo de verificación y cierre.

Negociar no es ceder sin criterio. Es transformar el conflicto en un plan ejecutable que proteja tu derecho a una vivienda habitable y tu economía doméstica, evitando procesos judiciales largos cuando no sean imprescindibles.

Vía judicial: resolución del contrato y reclamación de daños

Si el casero persiste en el incumplimiento o los daños son relevantes, la vía judicial puede ser necesaria. Habitualmente, se plantean dos objetivos: la resolución del contrato por incumplimiento del arrendador y la reclamación de daños y perjuicios (gastos, pérdidas por imposibilidad de uso, sustituciones temporales, daño emergente). El éxito del procedimiento depende en gran medida de la prueba: comunicaciones, burofaxes, informes técnicos, presupuestos, facturas, fotografías y testimonios.

Antes de demandar, valora la relación coste/beneficio y los tiempos. Si la vivienda es tu residencia habitual y la habitabilidad está comprometida, puede solicitarse una medida cautelar para asegurar reparaciones urgentes o para evitar actos de perturbación. En casos de hostigamiento o cortes de suministros deliberados, además de la vía civil, cabe acudir a instancias administrativas o policiales para denunciar conductas que puedan vulnerar tus derechos.

Para preparar la demanda:

  • Ordena cronológicamente las pruebas y calcula cuantías.
  • Define tu pretensión principal (cumplimiento, resolución, indemnización) y subsidiarias.
  • Aporta peritajes cuando sea necesario para valorar daños.

La vía judicial no excluye acuerdos: incluso iniciado el procedimiento, puedes cerrar un pacto que recoja soluciones reales y costeadas, reduciendo incertidumbre. Lo importante es que cada paso que des esté respaldado por documentación sólida y un relato claro del incumplimiento.

Fianza, entregas y salida ordenada de la vivienda

La fianza garantiza obligaciones derivadas del contrato (rentas impagadas, desperfectos más allá del uso normal). Al finalizar, el casero debe devolverla en un plazo razonable, descontando solo lo justificado y acreditado. Si el arrendador pretende retenerla para cubrir reparaciones de conservación que le corresponden o para mejoras no pactadas, impúgnalo por escrito adjuntando tu inventario de entrega y un reportaje fotográfico del estado real.

Planifica la salida: fija la fecha de entrega de llaves, realiza una lectura de suministros y levanta un acta sencilla de entrega con fotos. Si existen daños que sí son imputables al uso, propondrás su compensación razonable; si no, exige la devolución íntegra de la fianza. Evita entregar llaves sin dejar constancia del estado de la vivienda y de los saldos de renta y gastos.

Consejos para cerrar sin conflictos:

  • Haz limpieza y pequeñas puestas a punto propias del uso ordinario.
  • Registra contadores y guarda justificantes de pago de suministros.
  • Entrega todas las copias de llaves y solicita recibo firmado.

Si el casero retiene la fianza sin causa, reclama por escrito y, de ser necesario, por vía judicial. Un expediente bien documentado acelera la recuperación y puede incluir intereses si se demora sin justificación.

Preguntas frecuentes

¿Puedo dejar de pagar la renta si el casero no repara? No es recomendable suspender la renta unilateralmente. Plantea por escrito una reducción proporcional mientras dure la pérdida de uso y valora la consignación de rentas si el conflicto escala. Siempre acompaña con pruebas e informes.

¿Quién paga las pequeñas reparaciones? Por regla general, las menores derivadas del uso ordinario las asume el inquilino; las necesarias para conservar la vivienda en condiciones de habitabilidad, el casero. Si hay duda, solicita un informe técnico que determine el origen.

¿Qué hago si el casero entra sin permiso? Requiérele por escrito para que cese y fija que toda visita se coordinará con preaviso razonable. Si persiste, documenta y valora denunciar la perturbación de tu posesión, además de reclamar daños si los hubiera.

¿Cómo reclamo la fianza? Entrega llaves con acta e inventario, exige por escrito la devolución y aporta pruebas del buen estado. Si no hay respuesta, envía burofax y valora demanda. La retención sin causa puede generar intereses.

¿Sirve la mediación? Sí. Un tercero neutral facilita acuerdos realistas (calendario de obras, descuentos, salida pactada). Formaliza por escrito con obligaciones, plazos y consecuencias claras.

Este contenido es informativo. Para casos concretos, consulta asesoramiento jurídico personalizado y revisa tu contrato y normativa aplicable en la fecha de firma.